lunes, 10 de diciembre de 2012

Aun no.

Y les dijo que aún no, que esperaran, que todavía no salieran. Pero no lo escucharon, así que se quedo callado. No les importó su reclamo y salieron. Él los vio ahí, sentados, como si nada, sin temor, como si la vida se les hubiera salido por los ojos. Estaban ahí escuchando la voz gangosa, esa que pareciera que no se cansa de decir las mismas historias de muerte, la voz que les contaba de los asesinatos donde doña Gloria Arciniegas o en la Botica de Jesús Alarcon. Y les dijo que no, que entraran a la casa, que todavía no salieran, pero lo volvieron a ignorar. Y fue allí sentados, escuchando las historias, ahí mismo fue donde encontraron la paz eterna. No vieron el sol de nuevo, pues las alas de la muerte se las cegó en una ráfaga de disparos. Ahora son libres, pero él se quedó esperándolos. 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Mi papá.

Hoy hable con mi papá. Me llamó él. Casi no me llama, yo lo llamo a él. Él siempre esta pendiente de mí. A veces solo hablamos unos minutos y cuando son más, a veces se le es extraño. Yo le pregunto como esta y él a veces no sabe que decir, se ríe y me dice que bien, que esta solo y yo le digo que ya voy a ir a visitarlo. Me dice que llueve y le digo que cuanto? Él siempre sabe cuanto cae de lluvia, que temperatura hace y el grado de humedad. Siempre habla de eso y yo lo escucho cuando me lo dice. Le pregunto como va las plantas y me dice que ya lo tapan, que pronto habrá que cortarles las espigas. Y así empieza a hablar del "metilparation", de los "cogolleros" y de la "argentina" que no se va. A veces me llama a decirme que caen rayos, que si los estoy viendo, le digo que si aunque solo los escuche.

Él siempre se despierta temprano, más que los otros papás, nunca duerme y aunque no hablemos siempre, él con solo esos minutos que pueda decirle que ya cene, que ya fui a clase o que hoy hace mucho sol, sé que se siente bien. A veces se enoja, pero al rato ya se le olvida y empieza a hablar de los daños que ha hecho el gato, como cuando daño el jarrón que sobrevivió al terremoto de Armenia. Me llama riéndose. 

Así es mi papá, el que siembra con amor, riega con cariño, espera con ilusión y disfruta viendo crecer la vida. 

lunes, 12 de noviembre de 2012

El olor de los gatos.

Siempre he dicho que los gatos huelen a algodón, como el algodón de la cosecha de mi papá por allá en el año 98, que guardaba en la ramada junto a la Isabela, como el nombre de algunas de mis primas con las que pasé mi infancia en la Ondina, La Ondina, la Hacienda de mis abuelos Arturo y Aura, que era de color banco y rojo, como ese rojo del millo que se mezclaba con el atardecer, los arreboles y el viento, ese mismo viento que nos elevaba las cometas en el potrero, ese potrero en que impulsados por las manos de Alcira montamos por primera vez en bicicleta con temor a chocarnos con el laboratorio de Meteorología del INTEP de Roldanillo, como Rodanillo el municipio que mi familia escogió para vivir hace más de 200 años, y pasaran los años antes de que se vayan, a pesar de toda a sangre derramada, sangre como a que hace fata en el banco de Hospital Universitario San Jorge, San Jorge como el nombre del santo, del cual tengo una medallita, comprada en el vaticano y obsequiada por amiga Angela, la monja franciscana que vive en la Florida, Forida como el estado de Estados Unidos que celebra la re-elecion de Obama, Obama de familia Hawaiana y Keniana, como Kenia el país que esta en África, África el continente negro y negro como mi gato Chakels que huele a algodón, como el algodón de la la cosecha de mi papá por allá en el año 98, ...

lunes, 29 de octubre de 2012

Extraño.

Es extraño extrañar a un extraño. Somos extraños que nos extrañamos y es tan extraño que sin duda alguna, extraño extrañarte, pues siempre te extraño extraño. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Esas frases.

Y me gusta las frases que me escribes. 
Esas frases que en segundos enamoran. 
Me gusta sentir como la piel de mi rostro se pone roja al leerlas y pensar que las dices para mí. 
Para este extraño que apareció en tu vida.
Frases que anhelo escuchar y ya no son tan lejanas.
Esas frases que se salen de tu mente.
Esas frases que me invitan a buscar más allá de tu mirada feliz, de tus ojos negros y de esos labios que me dan besos sabor de fresa.
Esas frases con fragancia eterna, de canela y vainilla.
Esas frases que escucharé al oído mientras duermo. 
Esas frases que repasaré una y otra vez antes de dormir. 

domingo, 21 de octubre de 2012

Sentado en este sitio.

Estoy sentado en este sitio. con tantos ojos analizando el por qué de estar, yo, tan taciturno. tal vez no sea el mejor lugar para estar en soledad, pues todos van en duplo a este sitio y yo, vengo en edición limitada con el triste anuncio de "complemento viene por separado". Da igual entonces. Pero son épocas en que deseo utilizar mi parla, pro no tengo con quien poder dialogar, en si, no es malo, pero es algo desagradable como esos ojos me miran como si hiciera parte del itinerario de su programa de su noche, en este sitio. El sitio es lindo. Es agradable. Tiene un estilo moderno, conservador y artístico  pero sin duda es un sitio donde es necesario estar feliz para disfrutarlo. No es como aquellos sitios en que uno puede sentarse solo y a tu alrededor todos estarán tan ausentes como si estuvieran en coma, sentados, con sus ojos en la bebida, recordando el pasado, ese pasado que fue mejor, en que cogidos de la mano bajo el sol naranja se prometían un idilio de amor con su amante de turno. Que va. No sé si gaste mi dinero en vano, pero podre decir que fui a ese sitio. No es que yo extrañe la compañía de otra persona a mi lado. No. Es el sitio que te invita a estar en duplo, en trío, en una orgía de rechiflas, chismes y risas.  

Hago una pausa, la mesera se acerca y me dice que si quiero uno más! ¿Otro cóctel? Me rió y le digo que si! que me de un Margarita, y lo digo mientras escucho a una chica cerca a mi, conversar con un joven que se dejo la barba hace más de una década  que ella prefiere estar ahora en Alemania. Este duplo se ríe  Mientras el duplo de una señora rubia crespa y un hombre sin pelo miran atentos un programa que dan en ingles sobre el modelaje. Que extraño suceso. Yo desearía estar en un país extranjero, para ser un feliz taciturno que toma una bebida sin que esos ojos se interroguen entre si, cual es el motivo de mi presencia en ese sitio y ademas sin duplo. 

Llegó la Margarita y mientras la ponen en mi mesita café, donde pernoto, empieza a sonar "Te busco". ¿Sabes? creo que ya te encontré. Esas estrellas que me alumbran a tu sonrisa. Me preguntan de nuevo sobre los cócteles. Están muy buenos. No ve que ya me estoy riendo y diciendo cosas a las estrellas sobre esa persona a la que ya encontré. Entonces le digo que si, que lo están y lo digo en un mareo cósmico que me hace soltar mi Ipod. Y empiezo a pensar, creo que estoy pasando bien, los alcohólicos somos buena gente. ahora sonrió y me arrepiento de admitir mi alcoholismo. Pero ya lo copie y me da pereza borrar la frase. También debo admitir que aparte de alcohólico  soy malo. Soy malo y eso me hace llorar. Pero hoy no lloro, aunque ya sepa que soy malo.

Ignorare este lapsus. Yo ya no estoy consciente. Ya me dio remordimiento de todo el dinero que he gastado esta noche en este sitio. Pero que va, ya me lo tomé y me voy a mi casa. Dormiré y ya no veré esos ojos. Los que me vieron tomarme todo estas bebidas para no sentirme culpable por no estar en un duplo. La próxima vez vengo en duplo, así no me diga nada! Pero que me acompañe para que esos ojos ya no me miren en este sitio. 

viernes, 19 de octubre de 2012

Por raticos.

Es lindo verte , aunque solo sea por raticos. 
Esos raticos en que solo veo tus ojos, esas pupilas grandes .
Tus labios fresa, delgados y tan suaves.
Tus perlas en la boca que se asoman al reír. 
Tus brazos tan fuertes que me quitan el aire. 
Tus besos que me llegan al alma, que me embrujan, que me elevan y me hacen olvidar por instantes que hago parte de este mundo. 
Tu, quien llegaste, quien me sonríe y hermosamente hace que la vida tenga ese tono rosa y naranja que siempre debe tener. 

miércoles, 3 de octubre de 2012

A su lado.

Era media noche y me llamó. Me sorprendió, debo confesar. Mi corazón latía a montón, como cada vez que me habla o veo aparecer su nombre en mi móvil. Estaba un poco ebrio, con aliento a licor y su cara picara que incita a pecar. Sonreía mientras se tambalea. Se acostó en mi cama, yo me senté a su lado, sobre una silla gris. Lo miraba atento y me sentía feliz de verlo acostado en mi cama. Me pidió que lo acompañara en el sueño, total, era mi cama la que ya ocupaba. Tomo mi mano con ligereza y la llevo a su pecho, empuñando mi mano junto a la suya. Y nuestros cuerpos se acercaron. Mi corazón latía. Su sudor etílico se confundía con el mío, que era de miedo y satisfacción. Toqué su rostro. Era suave. Vi su nariz, sus labios y orejas. sonreía al verle dormir y al escuchar sus gélidos gemidos que hacia mientras intentaba conciliar el sueño.

Sus nalgas se acomodaron en mi ingle. Mis rodillas en su región poplitea. Y mi cabeza se quedo sobre sus hombros. Olí su aroma en medio del alcohol, que fragante era. Siempre lo ha sido. Solo desee dormir a su lado, pero sobrio, creía que era mejor. Que estuvieras consciente de mi ser y no pareciera una ilusión al día siguiente. 

Sus sueños vividos me despertaban más que a él. Dormía por segundos y de repente entraba en una charla incoherente que me hacia reír y a la vez preocuparme. Al fin descansamos. dormimos juntos. dormimos en paz. como si nos conociéramos de toda la vida, como si fueras mi luna y yo tu sol, esperando el eclipse para estar juntos.

A la mañana siguiente, sentiste la tranquilidad de estar a salvo. Para mi la noche mas mágica, para ti solo fue un breve momento de tu lunática noche que termino en medio de los brazos conocidos. Sentiste preocupación, pero te dije que tu virtud seguía intacta, al menos durante el tiempo en mi cama.  Con la sonrisa picara me diste un beso en la mejilla. Te fuiste para nunca más volver. 

viernes, 7 de septiembre de 2012

Arreboles.

Es extraño ver donde estas, pero no ver tu cara. 
Debo confesar que visitarte ya no es tan agradable.
Pues tu no me hablas, tu no me miras, tu estas ahí acostada en medio de la hierba.  
Voy a visitarte, no por capriño, solo porque me gusta hacerlo. Llevarte rosas que adornen tu prado. 
Imagino que te complace mi visita.
Imagino que aún me abrazas por la espalda y me susurras "Jorgito". 
Imagino que aún estas por allí con tus ideas, tus colores y fragancias.
Trato de imaginar tu risa y tu voz, que reproduzco en mi cabeza y espero no se vayan.
Estoy seguro que algún momento te volveré a ver, te hablaré y nos daremos un abrazo bajo el sol cubre las nubes de un tenue naranja, en una tarde de arreboles. 
Pero por lo pronto veo el atardecer desde donde tu cuerpo descansa. 

Te quiero mucho querida amiga mía. 

Para Mandina Rodriguez. 




domingo, 22 de julio de 2012

La verdad (Esos besos que no son míos III)

"Nunca más oíste tu hablar de mí. en cambio yo seguí pensando en ti. De toda esta nostalgia que me quedó y del tiempo que pasó, no te olvidaré"- Escuchó Alejandra Holguín, acostada en su cama junto a su gato, sollozando con agonía por verdad que rondaba su mente y su espíritu. "Ya no te amo". Le daba golpes a la mesa, a su cama y a la pared de la casa del Oeste. Cuando le dijo que ya no le amaba, agarró su cara entre las manos, se halo los ojos deseando sacarlos de sus cuencas, tomo los dibujos enmarcados que Sebastian le había obsequiado, los arrojo por toda la habitación y se quedaron rotos por el suelo. Levemente se acerco a ellos y los estrujo sobre su pecho y lloró de rabia. Lagrimas y sangre se mezclaron. Su alma en mil pedazos ahora estaba. Lloraba viendo ese mar de recuerdos.

La distancia y su cambio de humor incompresible terminaron por destruir ese castillo en las nubes. Ahora era un hecho real. Se disolvía el binomio. Fueron 8 meses de un cuento mágico atacado por dragones y gnomos. Pero ella no podía aún asimilar que mientras ella se batía entre los embrollos más banales, su ser amado construía un nuevo lazo amoroso, del cual ella ya no era una opción valida.

Con la cara llena de lagrimas negras, muriendo en su cama de ese dolor que no se puede clasificar ni por el mejor semiologo francés, empezó a recordar cada uno de los fatídicos momentos, pidiéndole a Dios que a cambio de su vida le permitiera regresar al pasado. Y su mente empezó a relatar lo que para ella era un mal sueño del que deseaba despertar. Pero era imposible. 

Recordó cando dibujaron un corazón que entrelazaba las inicias de sus nombres,  sobre la corteza de un árbol cerca a su casa, para inmortalizar su amorío. Alejandra en su melancolía empezó una perorata nocturna: En ese parque hablamos sobre el amor que nos teníamos, hablamos sobre los kilómetros que nos separaban pero que seriamos uno, incluso caminamos por las hojas secas de los arboles que trajeron alusión del sueñe premonitorio en el que la piel de la serpiente se quedaba atrapada en el humus y la voz nos decía que sufriríamos, pero a la final nuestras manos no se separarían. Así pasaron los días y veíamos como los latidos eran al unisono y los ronroneo del gato nos mantenía unidos, como debió ser. Admito que tuvimos peleas muy fuertes, llorábamos y nos dejábamos de hablar.  No sé si era la costumbre, pero en mi casa cuando alguien se enojaba deja de hablar. No entiendo que sucedió ahora, porque antes cuando nos peliabamos, volviamos a juntábamos con mas apego, para terminar sudando y gimiendo entre sabanas, diciendo el nombre del otro al tiempo, hasta nos brotaba un orgasmico TE AMO! 

Sentía el adiós como un disparo, como una farsa, como si todo lo vivido solo se quedaba en su mente, en la nostalgia del ayer. Se preguntaba si su amante había llorado al pensar las palabras para terminar la relación. Se preguntaba si guardaba su foto, como ella hacia con las de él. En que momento aceptaría la realidad, por más que lo negara, por más que apelara a la cordura, sentía el dolor inminente de la muerte, al pensar que los besos que la hacian suspirar y olvidarse de todo, esos besos ya no eran suyos. 


Desequilibrio de amor.


Tú y yo. Yo sin ti. Tu sin mi... no logro articular otro pensar que este terrible sentimiento. Y esta tristeza que se abre como la boca de un muerto tiznando todo a su paso, su sombra que huye en la oscuridad, su soledad tan única, un grito que sale del pecho, una lagrima que recorre la mejilla mientras se leen las palabras del amor no correspondido. Yo lloré un río Magdalena en mi cama. Yo grite más alto que los criollos el día de independencia. Yo gemí más que una parturienta. Un sentimiento que me hiciste abortar, gangrenando mi visceralidad, mi fuerza, mi esperanza de niña rebelde. Y nadie me escucha en esta coraza, sola vagando sin tu amor, como una fruta podrida que se cae de la rama más alta del árbol que sembramos una tarde de noviembre mientras me  prometiste amor eterno. Un amor que se disipó y ahora lo vuelves a tener con aquella que llegó en el momento indicado, según tu insolente opinión.

Y se increpo la voz desde el fondo de la garganta, con tan solo gemidos mientras pataleaba entre dibujos y vidrios, entre las falsas promesas de amor en cartas y en el sí bemol. Mi mundo acuarela se derritió en colores de espanto y muerte con mi leprosa realidad. Trozo a trozo desarmándome como si fuera un hechizo de Cenicienta. Aislada en una pequeña burbuja, creía que el olor de la podredumbre no me alcanzaría jamás. Pero no supe cuando te soltaste y dejaste de endosarme mi cheque de miles de te amo a mi nombre. La magia de los dragones y gnomos que nos rodearon fueron más fuertes que las espadas que forjamos en estos 8 ciclos de luna. Te fuiste sin decirlo, sin darme cuenta. Culpable yo, yo absoluta, simplemente yo, por ser tan terrible como soy, por no medir mi fuerza, por sobrepasar las reglas, por imponer mi voz, esa que ya no me sale y que solloza de pavor solo al ver tu luz fulgurando cual veleta alrededor de una fogata que huele a hierbas y café. 

Todos se alistan para la fiesta, mientras yo me dibujó una sonrisa de payaso para sobrellevar esa tortura de aceptar que no tendré el sabor de frambuesa de tus labios recorriendo mi cuello una vez más. Desde cuando el viento cambio de dirección y deje de ser la bandera roja del norte que te indicaba la meta. Mientras me deshago de mis armas y mis flores, no dejo de recordar aquellas tardes cuando el sol se filtraba por las cortinas como insignia de nuestra aventura, con las sabanas empapadas de sudor, tomados de la manos con tanta fuerza, pasando la tarde confinados en un cuarto de cielo esmeralda y tonos rojos como el latir de nuestros corazones, allí donde las manecillas giraban con la parsimonia que hacia posible el efímero encuentro tan temido por los carceleros, tus carceleros indómitos a mi primavera de colores. 


Volaste lejos, en tu camino ya no estaba mi nombre y tu fuego se apago, deje de suspirar, como si el aire se me acabara. Me arroje a un acantilado rocoso, sentí el millar de agujas importándome en los ojos. Cuando los abrí, tu rostro había desaparecido. Solo oscuridad y un abismo de ansiedad y desespero que se enredaba en mis manos, en mis piernas, en mi cabello, no valía la pena gritar, mi salvador desaparecido no me reanimará y solo en una idea delirante de mi mente trastornada y falta de amor, sentía tus manos sobre mi cuerpo amándome de nuevo como si nunca hubiéramos salido de ese pequeño cuarto de alquiler para amantes fortuitos. 

viernes, 15 de junio de 2012

Lagrimas de sangre.


Tan feliz que se le veía. Tan unida a su familia. Con sus vestidos de los años 50 traídos a la modernidad, algunos imitando el estilo de Jackie Kennedy, siempre maquillada y lista para salir. Catando vinos, riendo y paseando de la mano de su esposo, el prestigioso medico, el doctor Eduardo Valder. Era ella, Juanita Valder, quien ahora con unos años de más se sentaba a mirar el sol de la tarde sin nada que hacer, con una tasa de café fría y amarga, recordando el pasado, añorando sueños no cumplidos y esperando a que su esposo y única hija regresaran a casa o al menos la llamaran para decirle que el trafico estaba insufrible y tardarían en llegar. Cada día se había vuelto igual, sabia que era fin de semana por que su hija Lucia Valder no hacia ruido al marcharse al instituto y que iniciaba el Lunes, porque la casa quedaba vacía. Las únicas exhalaciones que hacia durante su eterna estancia en casa eran suspiros. Ya no llevaba el cabello lacio y planchado sobre sus hombros, no se ponía las perlas que su madre le había regalado cuando se comprometió con el medico y su barniz de uñas ya no estaba tan a la moda. Podría decirse que la mujer del aseo se vestía y se veía mucho más presentable que ella. Su tristeza se había hecho más grande, cuando su esposo empezó a dar conferencias por el país, pues había logrado un gran hallazgo en el campo de las neurociencias y le requerían más a menudo, y pues el doctor Valder se había negado a renunciar a su ardua labor en el hospital; por lo tanto Juanita había pasado a otro plano, el del hogar y ya no era digna de presentar en los eventos a los que asistían en la semana. Se lamentaba no haber terminado su carrera. Hubiese sido magnifico estar en el hospital entre pacientes, pensaba con melancolía. Siempre quiso ser pediatra, pero cuando cursó pediatría se desilusiono al ver morir en sus manos a un recién nacido y entró en una crisis que consiguió sacarla de la facultad, permaneciendo en el pabellón de psiquiatría hasta que su esposo la encontró y empezó el romance. Tal vez pensó que seria bueno ser una mujer promedio que se quede en casa a cuidar a los hijos, verlos crecer y compartir con ellos, para ser una excelente madre y darles una feliz infancia como la que tuvo en una pequeña ciudad del sur del país. Pensó. Pero en realidad no había sido así. Antes de que su hija naciera, ella bailaba y disfrutaba de la vida nocturna fuera con o sin su esposo, pues las esposas de los médicos del hospital salían con frecuencia a costillas de los sueldos hospitalarios. Juanita no era derrochadora, pues no tenía la necesidad de depender de su esposo, ya que era la única hija de un empresario de origen catalán y de una enfermera, que le dieron cuanto pudieron. Cuanto añoraba su antigua vida, cuando se llamaba Juana Antonia Borell Ripoll-Rizo y disfrutaba de los pastizales de su vieja granja en Portland, donde aún era independiente y tenía autonomía sobre ella misma.

-¿Qué podría decir de mi esposo?, bueno, es un hombre trabajador, amoroso, muy dedicado a su trabajo, es… algo molesto a veces que no este en casa. En si es un buen padre. ¿Me lo preguntas?, claro que aún lo amo, ¿Por qué debería de dejar de amarle? No, definitivamente no, Eduardo solo me quiere a mí. Lo sé, lo sé. A todas no nos tiene que pasar eso, porque a ti te haya pasado, no sig… perdón. Olvido que no debemos tocar ese tema. No te vayas, quédate a cenar, preparé algo. Está bien nos veremos después.

Su hija ni la determinaba, Juanita alguna vez creyó que solo era un útero y ya, nada más. Su hija era muy buena en el instituto y lo único semejante que tenía era su sonrisa, el resto de Lucia era el vivo retrato de las mujeres de la familia Valder. Los Valder, que familia tan dispareja. Una familia aristócrata de creencias políticas de principio de siglo, con un solar enorme, donde cada fin de mes, el desfile de vestidos y pavas de todos los estilos adornaban el pasillo donde se sentaban a conversar. Su suegra no hablaba, una cirugía de tiroides había destruido uno de los nervios que les daba vitalidad a sus cuerdas vocales y solo mediante ademanes y pequeñas sonrisas lograba trasmitir a su progenie cuanto pensaba, y aunque alguno que otro sonido gutural se escapaba, la familia viraba la atención a ella, esa mujer que los había criado sola, sin dejar atrás su posición social, pues su esposo había fallecido cuando cabalgaba de noche por los linderos del solar.
Un cero a la izquierda era más poderoso que ella. Sin un detalle, sin ya una caricia o insinuación de su tan ocupado marido, pasaba su deplorable existencia entre los diplomas, libros y fotografías familiares. Tenía presente cuantos días habían pasado desde la ultima vez que su doctor la hubiera examinado, cuantos días exactos habían pasado desde que dejo de despedirse con un beso en la boca a un beso en la mejilla, luego un beso en la frente y terriblemente un adiós desde la puerta de la habitación. Una tarde empezó a fumar y así mitigó un tanto su soledad, luego empezó a beber cada una de las reservas de vino, y después dejo de maquillarse y usar los vestidos de diseñador. Parecía una deplorable anciana que no se asomaba a los 40 años, con una bata salmón que le cubría el pecho y dejaba entrever unos muslos que habían podido ser de exhibición. Con ojeras y unos cuantos cabellos rubios cubriéndole uno de sus ojos, preparaba café para todo el día y lo tomaba amargo, sentada en esa silla mohosa de tanto humo exhalado en ella. Se rascaba la cabeza con amargura y se espantaba una que otra mosca que se le acercara a su cabeza. Parecía inerte. Un ente. Y vio con desilusión como sus amigas ya no la invitaron más a departir.
Se preguntaba vehemente cada tarde, cuando despertaba de su sueño inducido por los fármacos recetados por su esposo, que había hecho mal y como salir de ese agujero negro que llamaba vida. Y comenzó a pensar en acciones oscuras, algo que una mujer de su clase no haría, en cosas que ni cuando estudiaba medicina se le pasaron por la mente. Su marido era el culpable. Su marido la había absorbido. Su marido nunca le dio su lugar y solo era un útero, únicamente utilizada para concebir.
Un día cualquiera, preparó café negro, se puso una bata blanco, se pintó los labios, se trenzó el cabello y se sentó en una silla de la sala frente a la puerta de entrada, tomó sus cigarrillos y empezó a fumarlos uno a uno, esperando que fueran las 7 de la noche. Apagó la luz y solo el rojo de su cigarrillo se iluminaba mientras aspiraba grandes bocanadas que incrementaban su determinación a hacer lo que iba a hacer. Pasaba las 7 y 30, las luces del automóvil del doctor resplandecieron la sala al entrar por el gran ventanal con motivos católicos. Escuchó como la puerta eléctrica del garaje se abría, dándole paso al automóvil que se detuvo antes de chocar con la pared. Había sido un día arduo de cirugías y de consultas de pacientes y el doctor solo tenia en su mente cenar y dormir, pero no dormir para siempre. Así que sacó las llaves de su portafolio y abrió la puerta de su casa, donde hallaría a su amada esposa. Juanita aspiró el humo del cigarrillo, miró como su esposo abría la puerta y se posaba en medio de esta,  deshizo su carrizo sacando una pequeña arma que escondía celosamente. Hola amor, pronuncio con desprecio, propinándole tres impactos de bala en su frente. El cuerpo del medico cayó impactando el piso de cerámica. Y la sangre emanó de su frente como un nacimiento de un río, haciendo una gran mancha e impregnando el ambiente de un hedor a hierro. Juanita le cegó la vida a quien le dio vida, tras encontrarla en el psiquiátrico. Cuando los vecinos acudieron tras los ruidos en la casa Valder, vieron a Juanita con el arma en una mano y en la otra un cigarro fumado a medias, mientras farfullaba que era libre. Tanto deseo su antigua vida, que en el mismo pabellón psiquiátrico donde vio por primera vez al doctor Valder, pasaría el restó de su vida, añorando jugar en la granja de Portland donde pasó su infancia.

lunes, 11 de junio de 2012

Charlando con Kopp.


En mi ultima travesía por el país, tuve la oportunidad de ir al Cementerio Central de Bogotá. Tenia ansias de conocer a dos personajes en especial, uno de ellos a Francisco Santander, compañero de batalla de Simón Bolivar. Santander fue apodado el traidor de la patria, es que a veces cuando no sigues las ideas por más disparatadas e indignas que sean, te acusan de traición.  Y el segundo, a Leo Kopp, un alemán que fundó la cervecería Bavaria. El señor Kopp acostumbraba a escuchar los problemas de sus trabajadores y les ayudaba a resolverlos, por lo tanto, junto a mi amiga y lectora de este blog,  Daniela Gonzalez, fuimos a pedirle ayuda en nuestras carreras de medicina. Confío que el señor Kopp nos haya escuchado y nos sonría desde el cielo con un poquito de su generosidad. 

Gracias señor Kopp. 

domingo, 6 de mayo de 2012

De la violencia y otros demonios.


Lo vi crecer. Lo vi morir. Desde que estaba en mi vientre, pensé que sería la madre más orgullosa del mundo. De hecho, lo he sido. Pero ya no soy su madre, al menos no en la tierra. Y es que fue tan pronto que no pude despedirme, que no pude volver a sentir sus saludos, sus gritos, su inconformidad de joven, sus insistentes permisos y el dinero de más para salir por ahí. Siempre vi que Harold era desde niño un ser muy diferente a los demás. Siempre fue tan elogiado por sus compañeros en el colegio, tan risueño, tan lindo con todos, era mi muchachito. Podía no ser el mejor estudiante, pero siempre me hizo feliz que lo intentara. Pero que repelente era para el estudio, una lidia para que hiciera las tareas. Solo quería estar con esos muchachos, esos que eran oscuros, que quien sabe cuánto mal habían hecho en sus casas. Pero quien le quitaba de la mente a mi Harold que esos no eran amigos, que ellos no lo dejaban ver la realidad y le crearon unas fantasías de poder tan fantasiosas como efímeras. Es duro saber que ya no crecerá más, que no lo tendré a mi lado. Pero hay algo que no puedo comprender, cuando él murió la gente comentaba sobre sus planes, sus deseos y fantasías, yo no podía creer que tuviera grandes ambiciones de crecer de manera exponencial, sin el sudor debido. ¿Qué fue lo malo que pasó? No comprendo de cuando a acá, los jóvenes ya no querían libros sino ese respeto impuesto por las armas.

 Fue entonces, esa noche de Enero, en la que me pidió permiso por última vez para salir un rato a la calle, una noche más antes de regresar a la universidad y continuar sus clases de leyes. Me sentía orgullosa que a pesar que mi hijo no fuera el mejor, se había decidido por estudiar una carrera y que más orgullo que en unos cuantos años, tendría a mi abogado. Como ya se e iba para la Universidad, con el rosario en la boca,  le di permiso para que se despidiera de sus amigos entre ellos esos que no me agradaban para él.  Que tan extraño fue que esa semana, se había vuelto más apegado a mí y hasta me acompañó a misa, cosa que no le gusta pero pensaba que podía ser por la pronta partida a su realidad académica.

 El mejor amigo de Harold, era Néstor, un joven mayor que él, que venía de la capital, acostumbrado a que los edificios ocultaran el sol, no como aquí, que es la montaña quien lo hace. Nunca lo conocí, pero su nombre era pan de cada día, pero Harold me decía que era bueno y creo que conocí a una de sus tías, una ex profesora del Liceo, el único colegio que no había sido invadido por los “nuevos ricos”. Néstor llamó a mi hijo, y lo invitó a salir, a tomarse algo y charlar, cosas de jóvenes. Mi hijo salió de casa, caminando hacia la casa de su amigo Néstor, paso frente a una fiesta, en una casa cercana, allí se reunieron jóvenes entre conocidos y no, entre lo que llaman sanos y otros con un prontuario. Así que decidió entrar, saludar a unos conocidos y esperar a la llegada de su amigo.

 Lo que yo no sabía pero casi todo el pueblo sí, es que desde hace mucho se venía planeando eliminar, si eliminar, eso dicen ellos, los asesinos, a algunos jóvenes sumergidos en el microtrafico que amenazaban a los grandes traficantes por sus precios económicos. Esos negocios ilícitos son la perdición. El crimen está muy organizado, es algo increíble que tengan leyes, que tengan que seguir órdenes, repartirse las ganancias. Es un negocio de droga y muerte, que tiene uno que estar ciego y sordo para aceptarlo, pero siendo así, muchos jóvenes envían su hija de vida a ver si les dan un chance de admisión. Estos negocios tienen sus consecuencias y cuando hay un objetivo, todo a su alrededor puede caer. Esto le pasó a mi hijo Harold, ahora ya hace parte de una estadística, ser uno de los primeros muertos del año nuevo. 9 días después de estar abrazados todos al son de las campanas de las 12 de la noche, él se nos iba al cielo. Esa noche su risa contrastaba con la música de la fiesta de despedida. Solo debía aguardar algunos minutos, sentado en el antejardín de la casa, a que llegara Néstor. Casualidad de la vida, pasó una antigua compañera de colegio por esta casa, Ximena y lo vio allí sentado. Se detuvo y lo saludó. Ella venía con un joven que estudiaba en la misma universidad de Harold. Su nombre era Gregorio y ya estaba a punto de terminar su carrera, solo le faltaban algunas semanas para completar la pasantía y obtener el diploma.

 La vida es tan ambigua a veces, uno solía pensar que los que debían morir serían los ancianos, pero no. Eso ya no. Ahora quienes mueren son los jóvenes, quienes nunca verán un mañana, no tendrán una familia y no podrán realizar sus sueños, por más utópicos que sean. Triste coincidencia cuando lo indebido y lo injusto se mezclan con el caos y la oportunidad de hacer daño. Esa noche, en esa fiesta cuando las risas de los jóvenes que se despedían de sus vacaciones de Navidad, en ese mismo momento y lugar, se encontraba también un vendedor y supuesto sicario, que gozaba con los chistes y la música como si fuera uno más de los despreocupados celebrantes. Nadie sabía lo que ese sujeto era. Es extraño pensar cómo podemos estar sentados con nuestro enemigo, con la persona que le puede estar haciendo daño a los demás incluso hasta a uno mismo y no saberlo. ¿Cómo saberlo?, pregunta que hago al viento; su respuesta no la escucharé jamás.

Las noches de enero son cálidas así que algunos integrantes de la fiesta se trasladaron al jardín delantero entre ellos Harold que les  presumía a sus amiga Ximena y Gregorio, el celular que con esfuerzo su papá y yo le habíamos regalado para Navidad. La celebración se detuvo en segundos, cuando uno de los muchachos, creo que su nombre era Mauricio, salió corriendo hacia el interior de la casa, y un hombre con barba entró tras él, pero nadie notó algo fuera de lo normal. Y fue entonces cuando una ráfaga de sonidos aturdidores se escuchó y empezaron a correr sin saber de dónde venía tal estruendo. El caos se apoderó de la fiesta y empezaron a correr, a refugiarse, a buscar un escondite y otros, como mi hijo,  se arrojaron al piso. Sonaban disparos, gritos, “Corran”, disparos, lágrimas y más disparos. Todo cesó. “Salgan de allí, Harold salga”, alguien grito… Y en ese momento mi hijo, sin nada que deber, solo algunas materias en la Universidad, sin saber con quién se juntaba, y estudiando para defender culpables e inocentes, riendo y festejando, y con el corazón en la mano decidió levantarse, su plan de huir del lugar se frustro en segundos. El hombre de barba salió de la casa, cumpliendo su labor de terminar con la existencia de su colega sicario, saldando las deudas de su vil negocio, cuando se percató que una masa se movía hacia él, en un intento de ponerse de pie, el hombre disparó tres veces y corrió hasta su motocicleta, ahogando cualquier sonido de la noche.  El primer de los disparos dio en la pared, el segundo en el nuevo celular y el último terminó cegándoles la vida a mi hijo y luego a Gregorio; los dos jóvenes con sus cabezas juntas protegiendo a su amiga en común, fueron sorprendidos por la bala que les atravesó las cabezas, quitándoles la vida. ¿Era justo aquello que sucedía? Faltaron segundos para que hijo dejara esa casa. Néstor se había detenido instantes antes, pues había visto a varios chicos gritar y correr por sus vidas, pero nunca pensó que era mi hijo quien había perdido la vida tan injustamente. El alborotó de los vecinos me despertó y minutos después, estaba sentada al lado de su cuerpo, tragándome el dolor de madre, viendo como la sangre de mi único hijo, emanaba como una línea que huía del yacimiento.

En esos momentos me pasaban muchas cosas por la mente. Pero no podía responderlas. Solo el dolor era mi vivir, mi pensar y mi existir. Él no vivía aquí, él no tenía nada que ver con ellos, él solo entró a saludar, él solo debía esperar a su amigo para despedirse. Despedirse para irse a la Universidad, no al Cielo. Mi hijo Harold, ni único hijo, mi abogado, mi soñador; sueños que se quedan,  una vida menos, una estadística más, un abogado menos, una cripta más. ¿Cuándo las cosas se van a hacer de otra manera?, ¿cuándo los inocentes dejaran de pagar culpas ajenas? ¿Porque la violencia se ha convertido en algo de leer en periódicos amarillistas? Mi hijo hace parte de esas páginas. Páginas de mi vida que no entiendo.  Espero que mi fe, no deje que respire odio y venganza que den continuidad a un ciclo. Porque la muerte de mi hijo es el inicio y el fin de la venganza, porque no quiero que más madres sufran, que no maten a sus hijos. Nadie merece morir de esta forma.


jueves, 3 de mayo de 2012

Voz.

Me gustas cuando no te callas porque estás presente, 
y me escuchas a lo lejos y sabes de que hablo.
Siempre tan dispuesta y firme en tu pensar,
Me gusta que no te rindas si sola estas,
Y que indomable te vuelvas si tu libertad arrebatar desean.
Me gusta cuando no te callas, porque no eres distante ni dolorosa,
eres la luchadora, la que se impone, la que decide,
Si pasar encima tuyo quieren, imponerte debes.
Si te piden que cedas, sabrás que no conviene la lucha inminente.
Haz lo que es correcto, lo que dicte tu alma y mente.

Deja que callen con tu presencia, 
deja que se manifieste tu emblema, 
deja que el ruido de tu voz entorpezca sus mentes.
que si callar quieren, digas un no sonoro y rotundo,
que retumbe por cielos, y caiga como rayo en su vanidad.
Por que has de retornar al silencio?
Si enfrentarte al dragón de 5 cabezas es doloroso y te empaña,
recuerda que allí estaré yo para ayudarte.
Que tu silencio no se convierta en cobardía,
Que porque es mayoría, tienen la razón?

Acaso escuchar no saben, pues tu voz no les llegara.
Pero que quede que no cediste y firme en tu decisión estuviste
hasta el final, sin importar cuanta lluvia en tu rostro se derrame.
Que no seas una dulce y calmada noche,
Que seas un día voraz, implacable, lleno de vida.
Recuerda no te rindas y no cedas tu voz!
No dejes que se impongan en tu pensar y decidir.

martes, 27 de marzo de 2012

domingo, 18 de marzo de 2012

Andrés. Por Tere.

No me gustan los domingos a amanecer lunes, porque ese día lo mataron, no me gustan los lunes porque ese día lo velamos, no me gustan los martes, porque ese día lo enterramos, no me gustan los miércoles, porque ese día tuvimos que hacer el anhelado viaje sin él, no me gustan los jueves, porque ese día lo seguimos llorando, no me gustan los viernes, porque siempre lo esperamos, no me gustan los sábados, porque fue el último día que lo vimos; en fin todos los días sin él son de tristeza y de una espera sin retorno.

  

Este pensamiento, lo escribió mi tía Tere, para Andrés Escarria. 

sábado, 17 de marzo de 2012

Esos besos que ya no son míos II.

Sonidos de risas, sombras de la tierra vienen a mi mente incitándome e invitándome al infinito e inmortal amor que brilla a mi alrededor como un millón de soles, que me llaman y me llaman a través del universo, pero ¿para qué? ¿Para qué? Si ahora ya no me quedan más dudas, de que tu amor ya se me terminó. Esto duele pero se acabó. Yo solo espero que tú, no te vayas a errar, espero que lo pienses, pues muchas veces así, por un traspié, se pierde un gran amor. Sin embargo es difícil, pero no imposible de asimilar que en verdad ya te perdí y ahora te veo partir. Sé lo difícil que puede ser esto que nos sucede, al menos lo intente, pero yo no gané. ¡Yo sé! Si tuviera una oportunidad le cambiara el final a todo, pero no podría, porque la verdad me da gusto que estés conmigo en la eternidad y entiendo, no eres para mí pero te querré para siempre.  Da dolor pensar, que tantas veces yo decirte oí: ¡ay! Yo te quiero y no podría vivir si te vas. ¿Sabes? ¡Nadie tiene la razón de que exista el amor! ¡Solo hay un tú y yo!! Las promesas de los dos: Me esperaras, aquí estaré. ¡Lo sé!

Solía pensar que el amor no era real, que era una ilusión que siempre se acaba. Amar por amar, y romper a llorar, es lo más cierto y profundo del alma. Ahora que tú te marches, no seré nada, mi mundo pequeño será, mi alma, mi cuerpo y mi voz no servirán de nada, pues sin ti yo no soy nada y mi corazón con trocitos de hielo estará, seré una niña huraña, una niña triste que abraza su almohada, mojada en lágrimas, tirada en la cama, mirando la tele y no viendo nada. Las noches de juerga serán amargas, reiré sin ganas, con una sonrisa pintada en la cara, un pobre actor que olvido el guion, pero sabré que al fin y al cabo tan solo son palabras que no dicen nada.

Que no daría yo por ver tu mirada, por ser como siempre los dos, mientras todo cambia. Ver como nuestras sonrisas opacan el smog de incertidumbre que se enraíza en nuestro caminar. Pero juntos tomados de la mano, viendo el atardecer de cada día, podríamos llegar a susurrar a cada uno un te amo. Sé es estoy enamorada de tu mirada, es que es tan profunda, que se mete en mi alma, la eleva y la inunda.  Estoy enamorada de tus manos, de tu lengua y hasta de tus oídos. Estoy enamorada de tu piel tan trasparente. Estoy enamorada de las cicatrices de varicela en tu labio superior, que bailan cada vez que dices mi amor.  Antes de ti, jamás imagine que un día iba a sentir algo así y que un amor tan mágico viviría. Fuiste la luz de mi vida, mi musa preferida, pero todo se acabó. Fuiste un tango, puro y duro, que ya no quiero ni cantar. Fuiste un caballero de verdad. Que duró 15 minutos y ahora me dejas en luto. Fuiste todo, pero fuiste. Y recuerda que nunca dejaras de mi boca escuchar y decir que: Yo quiero ser tu amor por siempre, por siempre, por siempre. Dejaras un gran dolor en mí. Te iras llevándote consigo la ilusión que un día tu serías solamente para mí. Cuando estés tu sin mí, y ya no sepas que hacer con tanto amor, ese que era para mí, al viento lo podrás dar, para que de él, miles de mariposas vuelvan a volar. Comprenderé algún día, no lo sé, que el amor que un día yo te di, no alcanzó a llenarte el corazón y por eso entenderé que tú te vas, alejándote de mí y sin mirar hacia atrás. Ese amor, que tan locos nos hizo, ya sé que hoy si se fue y nunca más volvió.

 Y aunque pase el tiempo y seas feliz con alguien más, recuerda que no hay nada que haga que me olvide de ti. A  la persona con quien tú has decido irte, no sé si ella sepa, que no hay persona como tú, aquí en la tierra, que solo tú has logrado despejar tantas tormentas de mi vida y ser tan unido a mi como lo es la tierra al sol. Y esa persona que tendrá el acceso a tu corazón merece tu amor, ¡vaya! que bendición, pudo haber sido yo.  Te prometo no vuelvo a llorar. Sé los felices que podrán estar, pero los pediré que cuiden lo que yo soñé, que vivan lo que siempre lo quise para nosotros. De corazón amanse. Por favor no te olvides de mí.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Otro semestre que pasa.

Hoy terminó el semestre. 
El más largo sin duda. Inicio el 18 de Julio y termina hoy, 7 de marzo, 8 meses y tres semanas. Un semestre con el paro más largo que he vivido. No puedo renegar de él. Si no fuera por el paro, no hubiera conocido tan maravillosas personas y no hubiera hecho todo lo que hice, pero esto ya esta en una entrada anterior. 
Hoy y con mucho temor, veo mis notas y podría gritar de la alegría al decir que ya estaba en NOVENO, de Medicina. Ya no tendría que verle el rostro a la cirujana mayor que SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE me causó algo de temor, incomodidad y desasosiego. Prometí ser mejor el próximo semestre, seguir adelante en mi sueño y no dejarme aplastar. Me di cuenta que podía hacer mis trabajos de investigación solo y que era capaz de sacarlo adelante sin que los compañeros de mi universidad me ayudaran. Este semestre, academicista hablando, tuve solo una discusión, pues no me llego una información a mi correo. Eso fue bueno. Solo una discusión. Este semestre, al igual que el pasado y bueno, en sí, los futuros, no hubo celebración ni la habrá, con mis compañeros. Simplemente eso son. Compañeros. Yo que soy tan amiguero, no he podido compaginar con el grupo. Claro esta que les saludo, les converso, estudio con ellos, comparto algunas cosas dependiendo de la ocasión, pero en sí, he sido y seré cerrado a ellos. Pues tras el episodio de burla al que fui sometido cuando los conocí, desde allí, ni más ni menos. Relaciones perdida, por lo menos con esas tres personas que encabezaron la incineración de mi amistad. Ya poco me molesta que ellos o que otros sepan lo que me pasa. Muchas veces, trate de contar mis cosas pero percibí que me equivocaba. En si, tal vez mi parte de “ogro” sea la que domine mi ser.

Me siento feliz de culminar este semestre y pasar al área de Materno- Infantil. Auguro un buen año en ello. Estudio y más estudio. Investigaciones por venir. “Regalarme” cuando sea necesario. Y sobre todo crecer como persona siendo amable, siendo sincero, responsable y tomando la batuta, nada de opacarme… debo demostrar siempre esa luz. Confió en que tendré un excelente año. 

Espero no cambiar mucho mi forma de ser…

martes, 28 de febrero de 2012

Dos sacerdotes amantes.

Una pareja de novios se suicida, es una pareja de sacerdotes, estos hombres que a pesar de ser ministros de la iglesia católica, que no ve con buenos ojos las relaciones entre mujeres o entre hombres, pero no es por ser una relación de homosexual, pues este término no se conocía en la época antes de Jesús. Lo que se sabe es que es una mala interpretación de un pasaje bíblico donde se condena la prostitución masculina.  

La frase que se dice en la eucaristía y que tanto predico Jesús “Amanse los unos a los otros” viene con excepciones. Cuanto duele amar, que es preferible morir. Cuanto duele no estar al lado de esa persona que te cuida, que te pregunta como estas, que te ayuda en la enfermedad… independiente que sea mujer o hombre. Yo creo que uno debe amar a alguien sin importar su sexo.

Estos hombres, imagino, que en su soledad, en su encierro, en su devoción a Dios, en su castidad inmaculada y terrena, pudieron conocer que era amar. Es como el caso de los dos judíos homosexuales en Alemania, llevados a un campo de concentración y con sus miradas desde lo lejos, podían decirse cuanto se amaban, incluso podían sentir sus besos y caricias, mientras eran vigilados por los guardias Nazis. En estas situaciones, es cuando uno se pone a pensar que es el amar y si vale la pena morir por ello!

Morir por lo que uno tanto desea, porque el mundo es ciego y amenaza con convertirte en un muerto en vida.


Esos besos que ya no son míos.

Una pequeña historia, que resultó de un momento sentimental por el que pasé. Como siempre he cambiado el orden de los factores y los personajes. Afortunadamente solo fue una historia, que fue real.

Lo único que hizo mal, fue vivir lejos. Su amor, aunque para ella intacto, empezó a derrumbarse. Las redes sociales hicieron que tuvieran más celos, que se cuestionaran lo que les sucedía. Estaban en un mar de sombras. Pero ella se confió de lo dicho por él; se reprochaban lo que se decían por mensajes, sabían que no hablaban bien o mejor dicho que no sabían que palabras utilizar en el momento de sus discusiones. Esas palabras los afectaban a ambos, sin querer llegar a eso. Presumían conocerse y se recalcaban este hecho, pero en si no se conocían. Eran dos extraños que se llamaban a diario y compartían cada momento de sus vidas convertidos en códigos binarios. Algunas cosas faltaban, colgaban y se volvían a llamar para decirlas. Bueno, algunas veces esto si sucedía, pero en su gran mayoría se alcanzaban a decían todo.

Ella no entendía que estaba pasando. De nuevo su corazón estaba quedando solo. Sólo con su soledad, sólo con sus sentimientos, su amargura y su tristeza. Otra vez lo lúgubre de su vida tomaba el poder en ese barco a la deriva. Que angustia tan increíble, que desgracia tan infinita estaba pasando. Se preguntaba ¿Qué era lo que estaba haciendo mal? ¿Qué fue lo que no hizo o dejo de hacer? ¿Porque no se dio cuenta antes? ¿Que eran esos cambios?, ¿Eran evidentes o solo era ella que lo sentía? ¿Porque él no le decía la verdad? ¿Qué fue lo que hizo? Eso siempre se lo preguntaría.

Suspiraba para no llorar. Pero en su casa, sentada junto a su gato, veía como sus sentimientos se despilfarraban por sus mejillas impactando en el piso. Pensó que ese mismo instante lo estaría sufriendo él, por no tenerla a su lado. Esto no era justo. Tal vez no había culpables, tal vez solo eran ellos dos los culpables, pero no uno solo. Ella tenía más ideas de culpa, ella fue la que se dejó enamorar, ella sabía que sería muy duro y confió en que la distancia no sería impedimento para amar. Confío en las palabras de él. Aquella vez que se miraron a los ojos, cerca del jarillón del río Meléndez, allí en esa tarde de Noviembre cuando el sol estaba por irse al occidente del planeta, se prometieron estar juntos y luchar por ese amor inmaculado que empezaba a florecer. Malditas ideas de culpa que invadían su mente, malditas por siempre.

A qué horas dejó que su vida fuera controlada por el amor. ¿Porque dejó que la cegara esas palabras románticas de eterna felicidad? ¿Ah? ¿Preguntas sin respuesta acaso? Maldita la hora en que dejó entrar ese estúpido sentimiento. Tanto tiempo en tinieblas y tuvo que ver esa luz de vida, caliente y amañadora, para nada. ¡Que locura! Dio ese primer pasó sin saber lo que le afrontaba, pero no quería quedarse a ver como la iba a aplastar la desilusión del amor. Terrible sentimiento si lo piensa uno muy bien. Desgracia infinita la de enamorarse de alguien que vive a kilómetros y peor si lo tienes a la vuelta de la esquina. Mínimo te dejaría porque lo tienes cerca. Hipócritas de miedo. 

Se sentó en la biblioteca. Bueno, en un pasillo de ésta, a esperar a sus compañeros de clase para trabajar. Vio como el mundo giraba al lado de ella, esos pasos, esas risas, esos gritos, esas sombras humanas que corrían apuradas y otras que solo deambulaban taciturnas. A pesar de todo trato de sonreír, pero el recuerdo de su actual amor, solo le dejo asomar en su rostro una muy tenue e infame sonrisa. Suspiro tras suspiro, pensaba que con ello su dolor se iría. ¿Cómo volver a la normalidad? ¿Cómo? Las imágenes de su novio, besando, acariciando y amada a otra mujer las idealizó en su retina. Infame, maldita, descarada. Una ladrona. Una descarada. Que rabia, que ira, que dolor, que… que… no aguantaba más el estar así. Eran imágenes. En verdad ella desconocía cual era el motivo de estar perdiendo a su amor. En su interior pensaba que la culpa la tuviera ella, por estar lejos y que no fuera que una intrusa estuviera dándole el amor que ella no había podido dar al máximo en estos 7 meses de haber enlazado sus brazos bajo la luz de Andrómeda. Que doloroso va a hacer darse cuenta que su cuerpo no volvería a ser tocado, incluso que sus olores no se mezclarían invadiendo de fragancia la habitación; que sus labios despintaran los suyos; que su piel no se manchara más de sus besos; que sus cabelleras no estarían atrapadas en sus manos; que no vería la sonrisa cuando en su boca cayeran cabellos de su cabeza;  que el sudor de su espalda no humedecería su pecho y no vería como esas gotas bajaran desde su soleada melena recorriendo la espalda hasta terminar en esos lindos huequitos cercanos al inicio de sus lustrados glúteos; y que sus piernas jamás se volverían a cruzar en la esquinas de la cama.

Cuanto añoro que sus ojos se encontraran de nuevo y recordar el impacto del sol en sus ojos, así como cuando se vieron por primera vez a la cara. Día tras día, pidió volver a juntar sus manos; sus sueños por realizar; Pero ahora, empezó a pensar que solo fue eso, sueños. Sueños que no verán la luz, se quedarían en el mundo de Platón. Su mundo mágico se derrumbaba segundo a segundo, y como se filtraba por esos fuertes muros construidos de ilusión, la duda y la discordia. ¿Qué hizo mal? ¿Qué? Pensó que la única forma de estar a su lado era muriendo. En la muerte sería feliz y tendría la paz tan anhelada; y si esta muerte seria por amor, podría acompañarlo por siempre y sentir su respiración y verlo cada noche como lo deseo. Anochecer y amanecer a su lado. Eso quería. Eso anhelaba. Sentir su aliento pétreo de las mañanas y hacerle bromas por esto, preparar algo de desayunar y comerlo juntos, acostados aún en la cama, sin hablarse, solo mirándose a los ojos y saber que lo único que dicen es esa palabra tan particularmente lejana. Te amo. Maldita palabra, maldita por siempre. Maldita, mil veces maldita. No tenía ganas de nada, su amor tal vez ya no era correspondido. Quizás era lo mejor. Si como no, lo mejor.  Pensó con su habitual sonrisa en el rostro, que saldría adelante. Viviría momentos parecidos con otra persona, pero no olvidaría lo que había vivido. Hay que trascender, pero que duro será eso. Lloraría mucho esas lágrimas de mar para olvidar. Sí no hubiera convertido su amistad, no tendría por qué llorar en estos momentos. Al fin y al cabo lo único que consiguió fue una firme y bella amistad, que perduraría hasta el momento que abandonara este planeta. Utópica promesa que anhela se vuelva muy cierta.

 

 

Como voy a vivir sin vos. Respóndeme aunque sea para dejar de ser tan imbécil en esta vida de lamentos, de difuntos, de lacras y engaños. ¿Dónde está lo que somos? ¿Porque ahora es lo que éramos? ¿Que pasara entonces? Un adiós y ya. Asunto olvidado. ¿Que pasara conmigo y nuestros sueños? Mi corazón siempre, siempre, siempre será tuyo…

 

Sabía muy bien, que debía ser valiente y continuar el camino de piedras. Sabía perfectamente, como que el sol es una bola de gas incandescente, que su amor fue sincero y que jamás, jamás, jamás tendría uno como aquel. Como aquel amor que él le dio desde el momento en que le conoció.  

 

 

Ahora es consiente, después de tanto llorar y pensar, que no puede llegar a imaginar cuanto duele despertar y no tenerlo, no se imagina sus noches sin luna que oscurece la casa del oeste… Allí regresaría arrastrando su alma, caminando entre los árboles del parque del Perro; allí regreso bañada en lágrimas, con sus ojos llenos de amaneceres, desdichada y cansada. Admitiendo que no era justo que él sufriera por no poder tenerla cada día y poder besarla en la noche, y aunque su amor era eterno, por ahora debía dar un paso al lado y dejarlo seguir, que fuera libre de esta atadura tan fría que los estaba uniendo. Él no soportaba más estos inviernos y solo verle cada mes, necesitaba esa alma de mujer a la que pudiera rodear con sus brazos y decirle cuanto le amaba. Ella le dijo que le esperaría cuanto fuese necesario, que en verdad le amaba como a ninguna otra persona, pero eso no bastó para que el dolor sentido fuera curado. Valiente amor, que no ayuda a nada y más daño hace. Maldito sentimiento. Quizás el amor no sea el eje del mundo. Hasta él se lo aseguro. Pero siempre confió, por lo que aprendió que sí lo era. Pero terriblemente debía saber que su felicidad seria a costa de este amor. Que ya no más, que en un futuro cuando sus corazones latieran al tiempo y a la misma altura sobre el nivel del mar, volverían a unirse para nunca jamás separarse y ser solo uno. Un solo ser lleno de amor, de ilusiones por vivir. Solo hasta entonces ella sería feliz. Pero él, le decía que no, que fuera libre, que si él se liberaría de esas cadenas, ella no debería seguir atada. Pero no acepto. Preferiría mantener esa vela encendida, hasta que el volviera de su viaja y con la misma envergadura de sus brazos lo abrazaría hasta que sus suspiros llenaran sus almas de nuevo. 

domingo, 26 de febrero de 2012

Esperando por vos.


Me gusta acariciarte con mis palabras

Porque en este mundo virtual

Donde no existe la piel sino las sensaciones

Solo ellas pueden llegar hasta vos

Y hacerte sentir lo que yo siento

Me gusta dejar que escapen

Para que jueguen con tu piel

Trepen hacia tu boca

Y al llegar a tus oídos aniden allí

Y así, queden en vos

Escondidas en la magia del instante

Como el más dulce de los secretos

Me gusta halagarte

Porque despiertas mi deseo

Porque provocas mi ternura

Porque mi tiempo transcurre en el sueño del tiempo compartido

En la esperanza de los tiempos acordados

En las ganas huérfanas de vos

Me gusta soñarte porque te siento sin sentirte

Porque te veo aun sin verte

Porque te espero y te seguiré esperando

Porque sé que estás ahí esperando por mí

Este en definitiva soy yo un soñador romántico

Y apasionado

Tan solo un hombre solo esperando siempre por vos


sábado, 28 de enero de 2012

De mis historias de amor.

Soy Sebastián Zuluaga y estoy enamorado. Alguna vez pensé que enamorarse era parte de la vida, casi como una obligación, algo que debía hacer en algún momento. Sin embargo en estos 4 meses me he dado cuenta que estaba muy equivocado en la palabra “obligación” y la he cambiado por “privilegio”, simplemente digamos que alguien ha hecho que cambie de opinión. La niña de la que les hablo que hace latir el corazón se llama Alejandra y cuando hablo con ella hago caras extrañas que todos notan.

Puede decirse que fue accidental o algo que debía pasar, sea como sea la conocí de una manera no personal. Hablamos y hablamos por horas nos contamos secretos, dijimos locuras, hasta que yo me despedí con un “me gustas” y me fui. Después de eso ella se convirtió en mi adicción, no podía dejar de hablarle y quería verla como fuera, robarle un beso o al menos abrazarla si mi yo-atrevido no salía a relucir en la situación.

Lo había planeado por días, iba a verla, iba a tenerla entre mis brazos, iba a acariciarle su rostro. Luego de mucha espera, retrasos que no dependían de mi y otras partes de ese día que lo único que hacían era irradiar ira por perder horas de ver a mi amor, llegó y subió aquella loma que me acercaba a sus mejillas a medida que yo tenía el corazón en la mano y pesaba “¿Esta camisa hindú estará bien?” “¿Le gustaré?” “¿Estoy bien peinado?” “Estoy demasiado sudado, ¿lo notará?”.  Y luego la vi, estaba justo en frente de mí, subiendo esas escaleras a toda velocidad pero yo la veía en cámara lenta, su cabello ondeaba al viento y sus ojos de largas pestañas, ocultos bajo esa sonrisa, parecían una fantasía traídos desde una tierra árabe, tan sensuales como las historias de la Scheherazade. Una vez llegó abajo notó, que me acompañaba un niño que se alejó un poco del escenario y de sorpresa me dio un abrazo que me acercó a su olor a naranja penetrante y a la suavidad de su cabello, jamás me había sentido tan querido, tan apreciado. Mi mano derecha se posaba en su cabeza y la izquierda rodeando su cintura, ella sujetaba mi cuello como si no quisiera apartarse nunca de él.

Después de ese momento en que se nos olvidó el mundo, abrimos nuestros ojos y nos separamos un poco no sin antes reparar de nuevo en el único espectador de nuestro primer encuentro, lo introduje como mi mejor amigo y ella reparó en que si fuera mujer se llamaría igual a un personaje de un programa de televisión, Daniela Franco. Nos miraba con una sonrisa de oreja a oreja, era apuesto pero ella decía que definitivamente había nacido con talla baja.

Él simplemente la saludó pues quería conocerla y se despidió de nosotros, no obstante sólo tenía ojos para sus ojos anochecidos y me despedí con un “chao, nos vamos mañana”. 3 meses para conocerla, 3 meses en los que no hacía más que pensar en ella en mis rondas del hospital, 3 meses gastándome (prefiero decir invirtiendo) mis minutos del celular en esa personita que me cautivó el corazón y que encontré por accidente, y ella estaba ahí, podía tocarla, olerla, mirarla. Es más, estaba tan emocionado que temí perder el equilibrio y me recosté en una pared disimuladamente para que ella no notara lo agotado que estaba.

Le di un recorrido por mi facultad y yo me sentía más enamorado que antes, no podía dejar de ver las vetas rojizas que brillaban en su cabello oscuro y esos ojos, esos ojos que no vi antes. Me dijo que no había comido nada porque no había tenido mucho tiempo, así que la llevé hasta mi auto para llevarla a comer al sitio de comida vegetariana que tanto me gusta. Mis fantasías se vieron cumplidas cuando por fin, luego de meses esperando y de esa tarde paseando a su lado con un corazón desgarrándose de la emoción, pude tocar esos labios que llamaban a los míos a gritos. El primer beso fue un desastre pues nuestras narices chocaron fruto de mi inexperiencia amorosa y apenas pude rozar su boca, pero el segundo compensó el anterior y superó mis sueños, jamás había besado labios tan suaves y cariñosos como los suyos. Se me erizó la piel y lo único que pude decir al encender el auto fue “Besas muy rico”.

 

Puede que no vivamos cerca, no nos veamos mucho, no podamos besarnos y tomarnos de la mano cada vez que queramos ¿y eso qué? ¡La amo! Es apresurado y algunos dicen que el amor no puede darse luego de tan poco tiempo de habernos hablado, yo no lo creo así. Puede que sea un iluso, un ciego, un loco, y en este momento no me importa porque sólo veo por esos ojos de noche.

Ella es mi primer amor, la primera persona con la que puedo decir que estaría dichoso de compartir el resto de mi vida, mis deseos, mis logros y aunque sé que yo no soy el primero por el que ella siente esto, quiero ser el último, el que la despierte con un beso en cada mañana y le acaricie sus cabellos. Incluso ya sabemos cómo se llamarán nuestros hijos, Lucía y Alejandro, ella dice que quiere que Alejandro se parezca más a mí; sabemos también dónde viviremos, en qué país, a qué nos dedicaremos, por qué playas pasearemos tomados de la mano.

Algo que a ella le molesta un poco es que puedo llegar a ser bastante celoso y me molesta que hable mucho a sus amigos hombres porque es algo coqueta para ser sincero. Y para hacer este amor algo más raro, creo que esos celos son parte de lo que me enloquece de ella,  aparte de su temperamento tan efímero y volátil, su brillantez y su forma tsundere de decirme que me quiere. La extraño y cada día deseo que entre sus ocupaciones y las mías podamos vernos, que se acuerde de mí, que me ame, que me extrañe, que tenga un tiempo para poder llamar y decirle “Te amo mi princesa alada de mis sueños más hermosos y ojos anochecidos”.

Yo no he tenido una vida muy feliz y creo que este no es el momento para escribir detalles, pero siento que cuando veo esos ojos negros, me sonríe, mira hacia arriba y me dice “Oppa” siento que todo de lo malo que tuvo el pasado lo tendrá de feliz el futuro.


jueves, 26 de enero de 2012

Siempre enamorado de ti!

Y me preguntaran cual es mi obsesión tan marcada por la cultura francesa? y Por qué de un momento a otro vire mi ser hacia Francia? Por qué cuando trato de hablar en otros idiomas, se me sale el acento francés? y por qué desearía pasar mis tardes de verano caminando cerca al Sena? Y por qué que repito tu nombre en mi mente no puedo evitar recordarte con esa pequeña sonrisa en la cara que me hacia viajar por todo el universo? A todas estas respuestas es por TI. Eres TÚ. Eres TÚ mi primer amor! Como voy a olvidar cuando te vi por primera vez, en un sitio donde no es muy agradable para los niños, en el odontología. Era agosto y acompañaba a mi hermana a sus cita de cada mes, por su ortodoncia. De un momento a otro, entraste a la sala, vestías una blusa blanca con un muñeco estampado que ya no recuerdo, unos pantalones cortos, ya que el verano estaba en su esplendor y te sentaste lejos de mí, sin antes llenar la sala de tu aroma. Yo te vi, pero hasta allí solo eras una chica más que observaba. Pero en esa tarde tu rostro no sé me olvido, pues tuve el honor de posarme en el quicio de la puerta del consultorio a esperar mientras atendían a mi hermana, y tu saliste y te apoyaste al otro lado de la puerta... podríamos parecer como si fuéramos dos meceros que le dan la bienvenida a una fiesta! Aquellos momentos que me hacen suspirar...

Salimos de la sita y no te vi más. Pero para mi grata sorpresa inicio el colegio,creo que era 1 de septiembre.. siempre iniciábamos en septiembre o finales de Agosto, y en la fila de bienvenida del rector, pude verte. No podía olvidar tu rostro, la niña de Odontología, así fue como mi mente te había registrado. Ahora si que seria feliz en el colegio, pues seria mi primer año del colegio sin que tuviera que soportar a los que me hacían "Bullying" ya no estaban más en el colegio! era una doble alegría. el tiempo pasaba y yo me iba ilusionando, espiándote en la cafetería, preguntando como te llamabas, donde vivía, alguien la conocía? Ademas que llegabas muy temprano al colegio y yo también lo hacia, algunas veces cuando pasaba por tu salón, te sonreía y si estaba muy "loco" decía un simple HOLA! Luego pude obtener todos esos datos, ya no recuerdo bien como ni con quien! Pero aún en mi mente están! Hubo un momento que añoré, ademas que fui tonto! Pues recuerdo que era temprano en el colegio, tu en el salón de séptimo y yo en el de noveno, y escuché como tocabas tu puesto con un lapicero y yo empece a hacer lo mismo... por segundos pensé en decirte que me gustabas, que quería conocerte... pero no era capaz, estábamos solo tu y yo!! Solos en el colegio y no pude hablarte. Fue en Octubre, en el festival Gastronómico, y ya el rumor de mis sentimientos hacia a ti, se hacían evidentes y muy audibles, tanto que sin yo decírtelo, lo sabias; cuando lucias una blusa verde de boleros amarillos y aguamarina que dejaban ver tus hombros llenos de pecas... y tenias la piel tan lustrada y blanca que me detuve a verte mientras bajaba las escaleras del colegio. Y todo ese día te mire, y sé que te diste cuenta, te pido disculpas... pero no te imaginas lo enamorado que me sentía y lo atraído al verte! Si hubo un momento lamentable, en el que me hiciste llorar, cuando te burlaste mediante un juego, que se llamaba "el beso" era una encuesta y allí yo creyendo que era para un trabajo, puse todo mi corazón.. y tu te reías de lo que había escrito, mientras por dentro de mi mis células morían con cada palabra, con cada expresión de desdén y comprendí que no serias para mi.

Tiempo después de eso... llamaron a los mejores estudiantes de cada salón, por supuesto estabas tu entre ellos! Eres y seras tan buena para el estudio! Allí en esa reunión hablamos, nos reímos y hasta te tome de la mano... luego te acompañe al salón de clases y mis compañeros vieron eso! Me decían que estaba muy ilusionado con esa niña! y era verdad! Tenia 13 años y estaba enamorado.... ahhh como olvidar algo muy lindo... tu saludo... que era abrazarme por detrás y pellizcarme el abdomen! :) Como extraño eso... y sabes?? Cuando te vi por ultima vez en el museo, hiciste lo mismo.... mi corazón latía como un loco y cuando me encontraba contigo en el recorrido, no podía evitar sonreírte... si como un tonto, así como cuando le dijiste a mi mejor amigo del colegio que yo era un tonto! Tal vez tengas razón, pues eso de conseguirse tu teléfono y llamarte en las tardes para dedicarte canciones!! Pues a mi me gustaba.. pero entendí que a ti no y deje de hacerlo. No olvidaré cuando nos vimos por web cam, y que te molestaba diciendo que había alguien detrás tuyo.

Sabes? siempre desee poder besarte, que no solo fueran abrazos los que te daba o que pudiera verte a los ojos, y oler tu cabello. Te veías tan linda con tus vestidos de niña buena y de niña mala! Sé que tu conocimiento era grande, tanto que me dio mucha vergüenza y aún me acuerdo cuando te conté que había ido a ver una obra de Andres Caicedo, una obra nueva... y tu dijiste nueva?? pero si Caicedo murió en los 70! como puede ser nueva!!! Lo que pasaba era que esa obra había sido inspirada en Calicalabozo de Andres Caicedo y yo no había entendido bien, pero bueno, quede como un tonto.

Poco a poco fuimos siendo amigos, incluso cuando estaba aburrido te llamaba al celular o te llamaba a contarte cosas, te enviaba mensajes... No perdía la ilusión de que me pudieras aceptar algo! Pero así también, nos fuimos alejando e incluso cuando te vi besarte con ese chico, al que luego amaste, pero que siempre recordaré como el que te robo tus piedras japonesas!! :P Tu le decías Teddy y yo me moría por dentro, pensando en que me hubiera gustado que me dijeras así... incluso algunas veces te acompañe hasta la casa de él, para que charlaran! Me dolía, pero creía que seria lo mejor para sacarte de mi mente. Vaya! Que iluso fui yo! Ya han pasado 8 años desde que te conozco... no sé mucho ya de ti, no sé que te gusta, no sé que comes, no sé que música escuchas... solo hasta 3 años sabia que estabas en Francia! Y desde allí mi amor francés! Hubo una vez que en mis inicios, copie una frase mal escrita en facebook y me escribiste para corregirla... es lo ultimo que tuvimos de interacción... o el simple gracias por los cumpleaños!! que aunque facebook me lo recuerde, yo no puedo olvidarle...

Fueron muchas lagrimas... pero fueron más las sonrisas y los lindos recuerdos hacia a ti! Tu eres mi primer amor! Allí aprendí a decir que es el amor! si! Mi primer amor... y como no olvidarte, si escucho "Rosas" de la Oreja de Van Goth y dicen: El amor verdadero, tan solo es el primero... el resto es para olvidar... Pues diría que yo trate de olvidar tu amor, con otros amores... pero a la final aunque no te tuviera presente día y noche... salia tu nombre en mi mente. No puedo olvidarte. Muchas veces he dicho, que aunque ya no te conozco y somos extraños el uno para el otro... Sé algún día, me llamaras y me pidieras matrimonio... Lo haría! Me casaría contigo... aprendería a conocerte y a hacerte feliz! Porque eres mi primer amor! :)

Hay muchas cosas que nunca te podre decir, muchos besos que no te podre dar, que no podre ver tus sonrisa al despertarte..e incluso no podre dedicarte "Andar Conmigo" de Julieta Venegas, esa era la canción que usaria para pedirte matrimonio. A pasado muchos años y aunque la esperanza no exista, y no sé si alguna vez puedas leer esto, sabrás que al leerlo, es para ti. Tu la niña sonriente... esa niña de la que me enamoré cuando tenia 13 años de edad! :) Esa niña que leí libros gigantes bajo la sombra de los arboles, esa niña que una vez me regalo un "Jack" dibujado por ella misma que aún guardo entre mis cosas!

Sabes que desde el fondo de mi corazón y de mi mente, siempre te tengo presente, por que siempre te voy a amar.. así sea en secreto por el resto de la vida.

Eres TÚ. Eres TÚ mi PRIMER AMOR!

martes, 24 de enero de 2012

Un médico perdido.

-Tanto revuelo en Salamina, ¿por un desaparecido?

-Es que se desapareció el Doctor desde el Domingo.

-Hoy es Lunes…debe estar por ahí.

- Pero está desaparecido, mire cómo está el país! que peligro, ¿qué le habrá pasado?

- Pero es Lunes, mujer! Entiende… aún no lo pueden catalogar como desaparecido…

-Pero pobre de la mamá, debe estar llorando!

-¿Y?

-Es el dolor de madre, hay que rezar para que aparezca el Doctor!

-AÚN NO ESTA DESAPARECIDO! No lleva ni 24 horas!

-Insensible! insensible! ¿Cómo puedes decir eso? ¿Acaso no piensas en nuestro hijo? Yo me muero si él se desparece así!

- Aghhh Mujer… No voy a pelear, pero lo único que te diré y espero no me reproches es: Si ese muchacho no fuera médico, ¿entonces? ¿Lo estarían buscando? ¿Lo buscarían si fuera un campesino sin estudio, desaparecidos hace unas pocas horas?  ¿Lo buscarían si fuera una anciana con enfermedad terminal? ¿La buscarían? o dirían que ¡Dios sabe cómo hace sus cosas! ¿Le van a echa de nuevo la culpa a Dios? Creo que el pobre tipo debe estar escondido y sabrá solo él, porque se fue de su trabajo. Pero aquí lo que hay que resaltar, es ese amarillismo televisivo mantienes viendo! ¿Es que acaso alguien no puede tan solo estar un tiempo relajado y libre de tanta atadura de tecnología e información? Pero si me gustaría saber, entonces porque no sale en el noticiero el viejito que se perdió en enero, o el vagabundo que ya no volvió a la panadería a pedir migajas, o que paso con la quinceañera, con su traje en la foto en la cartelera de la iglesia ¿ahhh? dime! dime! Solo lo buscan porque es un médico. Si todos valemos lo mismo, ¿por qué no buscan al resto? Claro que hay que buscar al médico, pero todo a su tiempo, de eso se encarga la policía, pero deberían hacer lo mismo con TODOS! Hay familias que esperan una noticia, cualquiera, pero muchos padres mueren sin saber qué pasó con sus hijos y lo peor de todo es que el Estado no los buscó, porque nunca salieron en el noticiero, eran donnadies. Eso no es justo mujer!