Bueno es importante
que me presente, sino como van saber quién soy y que me ocurrió. Mi nombre
es Sebastián Zuluaga, tengo 21 años de edad, soy un chico delgado, de estatura
promedio, de cabello castaño claro... pero antes era rubio, pero no del tono
ese amarillo descolorido que pareciera que una jarra de agua oxigenada se le
hubiera derramado. Mis ojos son cafés claros, soy caucásico y esto
hace que sobre mis pómulos un leve eritema se forme, y aunque no tenga
pecas como otros, pues estas pequeñas masas de melanina se forman en mi
espalda. La verdad me asemejo mucho a mi madre, ...ahora es
un fósil, de hecho cuando ella tenía 12 años., pero tiene
una fotografía de cuando tenía 12 años que podría ser yo con el cabello
largo, si la vieran no habría diferencia alguna, pero sé que ella
no dejaría verla, ya que hace parte de su intimidad.... y que se la
va a hacer. Yo me parezco más a mi mamá, pero solo en lo físico ya
que en personalidad, me la suda. No la puedo entender, es tan extraña. Y bueno
sé que ella pertenece a élite más alta de "La Ciudad de las
Puertas Abiertas", pero se pasa. Y eso que mis abuelos fueron muy
permisivos y gentiles con ella, a veces creo que tiene un Edipo
invertido, un Yocasta... en verdad pueda que exista algo semejante, y pues
ella debe de conocerlo, pues en su profesión, de Psicóloga debió estudiar
algo así, pero... por qué lo hace conmigo?!! En otra ocasión les digo
más sobre mi mamá, por esta vez prefiero ignorarla y no decir nada... Creo que
le hace falta bailar la Lambada, para que se divierta un tanto. De mi papá es
poco lo que físicamente herede de él... ni su color canela, ni su
cabello y ni lo ojos, que son de esmeralda. Papá fácilmente podría negarme
y seria creíble. Mi papá es un señor Medellinense, muy bonachón,
trabajador y aventurero, siempre con historias y comentarios jocosos que
hacen reír hasta los que en un tempano de hielo se encuentren... como
la vez que me contó que se pasó de tragos y se le prendía a
sus amigos para saltarlos. Esa felicidad y sentido de la vida sin
duda la heredé de él. Soy el tercer hijo del segundo matrimonio de este señor
que lleva a Brasil en la sangre, soy el menos parecido a él. Muchas veces he
pensado que no me quiere, que me estima solo por ser su hijo,
pues aunque es divertido y siente mucho amor de padre, no ha estado
en los momentos necesarios de la vida. De hecho poco considero la familia de él
como mi mía; los veo como un compromiso social, pero no sentimental... es
más, es tedioso ver a la madre de papá, quien desafortunadamente enferma
está. Mis hermanos mayores, son un caso de no terminar; mi padre está más
preocupado por un drogadicto y un profesional que está lejos, que de su hijo
estudiante que vive con él y entre sus líos y discordias hacen
que mi papá me haya guardado en el cuarto de San Alejo, a disposición de
mi mamá, que saca a relucir su mando militar. La verdad, mi familia y eso que
muchas veces desearía escapar de ella y huir al viento, es la familia
de mi mamá, en especial mis dos primos, Julián y Daniela. Ellos son los que me
aterrizan un poco en este mundo de protocolos, de agobios, de animadversiones y
de personas beligerantes. Julián ama a los animales, y veterinario quiere ser;
yo le he dicho que de regalo de cumpleaños me regalo, no sé, un gato
o un perro que encuentre abandonado. Con Julián es con quien más tiempo paso,
ya que Daniela es más pequeña y bueno, vive de un lado para otro, pero cuando
para, me hace sentir como otro hermano. Vivo aún con mi papás y como con 11
peces bailarinas, la adoración de mi padre, en un apartamento al
Norte de la ciudad, rodeados de edificios y de calles que parecen paredes para
escalar, donde la vista del Nevado del Ruiz en horas del ocaso, se asemeja al
monte Fujiyama y me lleva a imaginar que estoy en Japón, tirado en el piso
de la sala, mientras siento el doki doki de mi corazón y alucino como
las flores de sakuras caen en mi rostro, uh la la..
Y que les puedo
contar de mí! Así.. pues estudio el hermoso arte de ser médico. No podía creer
que hace 5 años un 5 de diciembre, fuera admitido para ser un futuro
alumno que andaría con bata, recetando y diagnosticando en
el "San Juan de Dios" y sonriendo como si tuviera tétanos en mis
labios. Esto de ser médico solo se me vino a la mente cuando tenía 13 años y
estaba en 8 grado, cuando vi embriología y jamás pude olvidar dos nombres que
me marcarían: Síndrome de Turner y de Klinefelter. Y desde entonces
ame más la ciencia, y deje de un lado lo que deseaba ser: Arquitecto. Nada
menos que el humilde campo de diseñar edificaciones, pero en sí no estaba
tan desorientado: ahora sería el arquitecto del cuerpo. Y empecé con algo
revolucionario y sorprendente, ayudado por mamá, la neurolingüística. Así que
mis papás me hicieron una placa: SEBASTIÁN ZULUAGA MEDICINA UNIVERSIDAD DE
CALDAS. Años después se cumplía mi sueño, y ya falta poco
para que pueda despegar esa placa de la puerta de mi cuarto y ponerla en la
puerta de la casa, creo que sería algo muy gracioso. Soy bastante dedicado
a mi estudio, pues mi carrera es muy estricta. Pero he tenido mis
frutos. Asombrosamente a quien le ha impactado más es a mi papá,
quien se alegra de ello, por lo menos su sonrisa no es falsa y puedo creer que
esas son las veces que se siente orgulloso de que sea su hijo.
Lo triste es mi madre, quien no comprende lo difícil que es
ser uno de los 5 mejores de cerca de 80 personas, ella dice que es lo que debo
hacer, que es mi deber. Tiene razón en algo de ello,
pero debería felicitarme. Y aunque yo sea muy bueno y este estudiando
como maniaco, no evita que sea otaku, es que no hay nada
más desestresante que leer un manga; Lo hago mientras puedo o en
los intervalos del tiempo. Y en dibujos metido estoy, mis cuadernos llenos de
ellos están... Lo que pasa es que me interesa más el cerebro, sus
conexiones, funcionamientos, como nos trae a la realidad y como nos hace
sentir, imaginar, soñar y amar....
Que difícil ese
último aspecto. En si he tenido mis "canitas" pero no me he
sentido gusto con ninguna de ellas. A veces imagino que no encontraré
una chica especial con la quien ver cada uno de los atardeceres que nos de la
vida, desde el momento en que pueda poner una argolla en su dedo. Creo que hay
cierta conspiración del universo en contra de sentirme
enamorado, pues me han engañado, me mienten, tratan de hacer que caiga
en tentaciones se arman unos "royos" en sus mentes que válgame
Dios. Y es que saber que tu abuela es separada, que tu tía lo es, que
tu madre debió esperar años antes de que en un día, en la Perla del Otún
pudiera conocer a mi papá, cuando ambos trabajaban allí, y que tus hermanos solo se tienen a ellos
mismos. Y entre tantas lágrimas, odios y olvidos, creo que mi vida se me ira en
un santiamén. Algo que si me trastorna la existencia y que fue muy
duro de aceptar, pero que he podido perdonar en medida; el día de mi cumpleaños
número 21, ese día no tuve clases, pensé que mi familia
me tendría una sorpresa. No. No fue así. Pero si hubo una gran
sorpresa, no como la que yo deseara. Pues me desperté con una sonrisa
enorme, y vaya, que me pego la estrellada del siglo, estaba solo en casa. Ni
una llamada, ni una felicitación. a las pocas horas llego mi mamá y no
dijo nada. Ni hizo almuerzo. Entro por
un documento y volvió a salir. Yo ya estaba algo fatigado
y podía decirse, deprimido, ahogando mis penas de amor y de la
academia teniendo atracones y asemejan dome a un cerdito de esos que
engordan para festejar Diciembre. Ya estaba algo tarde y
nadie, absolutamente nadie recordó el día a que vine a este
mundo. Creo que enloquecí de la rabia y tristeza que invadían mi ser
y recorrían cada uno de mis capilares gritando MÁTATE!!!!... Así
que tomé un cuchillo de la gaveta de la cocina, divise una línea
imaginaria en mis muñecas, pero la amargura del
llanto cegó mi propósito inicial y enterré el
cuchillo en mi pie, con fuerza, cortándolo, desgarrando la piel, y
sintiendo el dolor inclemente que llegaba a mi cerebro. Me estremecí al ver la
sangre en el suelo blanco y yo tirado como un psicópata, envuelto en
sangre y lágrimas, que alimentaban mi odio hacia la vida. Estuve
aturdido por un momento y quise desahogarme, abrí la nevera y la atraque como
si en la vida hubiera comido algo.... Me vende el pie y limpie todo mi dolor
hecho un echo. y me fui a mi cuarto. Mi madre llego en la noche y
lo único que dijo: y la comida de la nevera - Me la comí - Sera
comprar más.... Eso fue lo que dijo. Quería desaparecer. Algo
lamentable, que espero jamás poder volver a pasar! Y entre mi dolor y mi
enojo por no decirme una pequeña felicitación, continué mi vida como
un "dementor" buscando pequeños momentos de alegría y paz.
Espero que el universo confabule conmigo, para bien... por favor para bien.
Yo no he tenido una
vida feliz, pero sueño cada día con encontrar a alguien que (como diría Matilda)
haga que todo lo malo que tuvo el pasado lo tenga de feliz el futuro.
Sebastian Zuluaga!
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