sábado, 24 de marzo de 2018

Abuela Maria, de 93 años.

Mi abuela de 93 años me acaba de confesar algo, que ella no se quiere casar ni tener hijos, que se case su hermana mayor; ella se va a quedar en la casa cuidando a la mamá y a sus hermanitas: “las muchacha”. Quiere cuidar su casa en el pueblo, la casa de abajo, porque ya no quiere vivir en la casa de arriba, en esa donde dejo un vestido negro colgado en el alambrado junto a las vacas. Ponerle cuidado a sus hermanas en la escuela, a Tulia y Bernarda. A su hermano Juan no porque él ya es un hombre y se cuida solo. Que ya está cansada de tanto caminar y ponerse a tener hijos para que se los roben las monjas.
Termina preguntándose “A que hora vendrá mi mamá, si se fue ayer en la tarde”
Mi abuela tiene la capacidad omnipresente de viajar en el tiempo, en diferentes épocas, en hacer viajes a Medellín en un abrir y cerrar de ojos. A veces es una niña pequeña que llora por su mamá, a veces es una andariega de pueblos cafeteros, a veces madre, a veces hija, siempre una mujer de Antioquia, con sus dichos, sus frases y términos arcaicos.