martes, 28 de febrero de 2012

Dos sacerdotes amantes.

Una pareja de novios se suicida, es una pareja de sacerdotes, estos hombres que a pesar de ser ministros de la iglesia católica, que no ve con buenos ojos las relaciones entre mujeres o entre hombres, pero no es por ser una relación de homosexual, pues este término no se conocía en la época antes de Jesús. Lo que se sabe es que es una mala interpretación de un pasaje bíblico donde se condena la prostitución masculina.  

La frase que se dice en la eucaristía y que tanto predico Jesús “Amanse los unos a los otros” viene con excepciones. Cuanto duele amar, que es preferible morir. Cuanto duele no estar al lado de esa persona que te cuida, que te pregunta como estas, que te ayuda en la enfermedad… independiente que sea mujer o hombre. Yo creo que uno debe amar a alguien sin importar su sexo.

Estos hombres, imagino, que en su soledad, en su encierro, en su devoción a Dios, en su castidad inmaculada y terrena, pudieron conocer que era amar. Es como el caso de los dos judíos homosexuales en Alemania, llevados a un campo de concentración y con sus miradas desde lo lejos, podían decirse cuanto se amaban, incluso podían sentir sus besos y caricias, mientras eran vigilados por los guardias Nazis. En estas situaciones, es cuando uno se pone a pensar que es el amar y si vale la pena morir por ello!

Morir por lo que uno tanto desea, porque el mundo es ciego y amenaza con convertirte en un muerto en vida.


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