domingo, 22 de julio de 2012

Desequilibrio de amor.


Tú y yo. Yo sin ti. Tu sin mi... no logro articular otro pensar que este terrible sentimiento. Y esta tristeza que se abre como la boca de un muerto tiznando todo a su paso, su sombra que huye en la oscuridad, su soledad tan única, un grito que sale del pecho, una lagrima que recorre la mejilla mientras se leen las palabras del amor no correspondido. Yo lloré un río Magdalena en mi cama. Yo grite más alto que los criollos el día de independencia. Yo gemí más que una parturienta. Un sentimiento que me hiciste abortar, gangrenando mi visceralidad, mi fuerza, mi esperanza de niña rebelde. Y nadie me escucha en esta coraza, sola vagando sin tu amor, como una fruta podrida que se cae de la rama más alta del árbol que sembramos una tarde de noviembre mientras me  prometiste amor eterno. Un amor que se disipó y ahora lo vuelves a tener con aquella que llegó en el momento indicado, según tu insolente opinión.

Y se increpo la voz desde el fondo de la garganta, con tan solo gemidos mientras pataleaba entre dibujos y vidrios, entre las falsas promesas de amor en cartas y en el sí bemol. Mi mundo acuarela se derritió en colores de espanto y muerte con mi leprosa realidad. Trozo a trozo desarmándome como si fuera un hechizo de Cenicienta. Aislada en una pequeña burbuja, creía que el olor de la podredumbre no me alcanzaría jamás. Pero no supe cuando te soltaste y dejaste de endosarme mi cheque de miles de te amo a mi nombre. La magia de los dragones y gnomos que nos rodearon fueron más fuertes que las espadas que forjamos en estos 8 ciclos de luna. Te fuiste sin decirlo, sin darme cuenta. Culpable yo, yo absoluta, simplemente yo, por ser tan terrible como soy, por no medir mi fuerza, por sobrepasar las reglas, por imponer mi voz, esa que ya no me sale y que solloza de pavor solo al ver tu luz fulgurando cual veleta alrededor de una fogata que huele a hierbas y café. 

Todos se alistan para la fiesta, mientras yo me dibujó una sonrisa de payaso para sobrellevar esa tortura de aceptar que no tendré el sabor de frambuesa de tus labios recorriendo mi cuello una vez más. Desde cuando el viento cambio de dirección y deje de ser la bandera roja del norte que te indicaba la meta. Mientras me deshago de mis armas y mis flores, no dejo de recordar aquellas tardes cuando el sol se filtraba por las cortinas como insignia de nuestra aventura, con las sabanas empapadas de sudor, tomados de la manos con tanta fuerza, pasando la tarde confinados en un cuarto de cielo esmeralda y tonos rojos como el latir de nuestros corazones, allí donde las manecillas giraban con la parsimonia que hacia posible el efímero encuentro tan temido por los carceleros, tus carceleros indómitos a mi primavera de colores. 


Volaste lejos, en tu camino ya no estaba mi nombre y tu fuego se apago, deje de suspirar, como si el aire se me acabara. Me arroje a un acantilado rocoso, sentí el millar de agujas importándome en los ojos. Cuando los abrí, tu rostro había desaparecido. Solo oscuridad y un abismo de ansiedad y desespero que se enredaba en mis manos, en mis piernas, en mi cabello, no valía la pena gritar, mi salvador desaparecido no me reanimará y solo en una idea delirante de mi mente trastornada y falta de amor, sentía tus manos sobre mi cuerpo amándome de nuevo como si nunca hubiéramos salido de ese pequeño cuarto de alquiler para amantes fortuitos. 

2 comentarios:

Jp dijo...

Incauto es el corazón que se entrega sin medida y feroz el dolor que deja un amor ciego. De todo se aprende. Lo importante es continuar el camino de la vida, empedrado a veces, asfaltado otras tantas, pero siempre apretando el paso, con cada latido, con cada pensamiento. Las oportunidades aparecen y yo sé que en tu mundo aparecerán con certeza, pintando de colores pasteles las acuarelas de tus cielos de agosto.

Eduardo Valderrama dijo...

Muchas gracias por tus palabras. Mira, para mi las palabras son muy valiosas una a tiempo pude salvar la vida. Es un momento muy dificil. Aqui trasformé lo que siento en algo"loco" pero que es verdad, es mi dolor. T lo agradezco, auqnue no sé quin eres, pero vale más lo qu dices que quien seas! Un abrazo!