jueves, 1 de diciembre de 2011

De Mis Historias de Amor y Otros Demonios: Sebastian Zuluaga

Bueno es importante que me presente, sino como van saber quién soy y que me ocurrió. Mi nombre es Sebastián Zuluaga, tengo 21 años de edad, soy un chico delgado, de estatura promedio, de cabello castaño claro... pero antes era rubio, pero no del tono ese amarillo descolorido que pareciera que una jarra de agua oxigenada se le hubiera derramado. Mis ojos son cafés claros, soy caucásico y esto hace que sobre mis pómulos un leve eritema se forme, y aunque no tenga pecas como otros, pues estas pequeñas masas de melanina se forman en mi espalda. La verdad me asemejo mucho a mi madre, ...ahora es un fósil, de hecho cuando ella tenía 12 años., pero tiene una fotografía de cuando tenía 12 años que podría ser yo con el cabello largo, si la vieran no habría diferencia alguna, pero sé que ella no dejaría verla, ya que hace parte de su intimidad.... y que se la va a hacer. Yo me parezco más a mi mamá, pero solo en lo físico ya que en personalidad, me la suda. No la puedo entender, es tan extraña. Y bueno sé que ella pertenece a élite más alta de "La Ciudad de las Puertas Abiertas", pero se pasa. Y eso que mis abuelos fueron muy permisivos y gentiles con ella, a veces creo que tiene un Edipo invertido, un Yocasta... en verdad pueda que exista algo semejante, y pues ella debe de conocerlo, pues en su profesión, de Psicóloga debió estudiar algo así, pero... por qué lo hace conmigo?!! En otra ocasión les digo más sobre mi mamá, por esta vez prefiero ignorarla y no decir nada... Creo que le hace falta bailar la Lambada, para que se divierta un tanto. De mi papá es poco lo que físicamente herede de él... ni su color canela, ni su cabello y ni lo ojos, que son de esmeralda. Papá fácilmente podría negarme y seria creíble. Mi papá es un señor Medellinense, muy bonachón, trabajador y aventurero, siempre con historias y comentarios jocosos que hacen reír hasta los que en un tempano de hielo se encuentren... como la vez que me contó que se pasó de tragos y se le prendía a sus amigos para saltarlos. Esa felicidad y sentido de la vida sin duda la heredé de él. Soy el tercer hijo del segundo matrimonio de este señor que lleva a Brasil en la sangre, soy el menos parecido a él. Muchas veces he pensado que no me quiere, que me estima solo por ser su hijo, pues aunque es divertido y siente mucho amor de padre, no ha estado en los momentos necesarios de la vida. De hecho poco considero la familia de él como mi mía; los veo como un compromiso social, pero no sentimental... es más, es tedioso ver a la madre de papá, quien desafortunadamente enferma está. Mis hermanos mayores, son un caso de no terminar; mi padre está más preocupado por un drogadicto y un profesional que está lejos, que de su hijo estudiante que vive con él y entre sus líos y discordias hacen que mi papá me haya guardado en el cuarto de San Alejo, a disposición de mi mamá, que saca a relucir su mando militar. La verdad, mi familia y eso que muchas veces desearía escapar de ella y huir al viento, es la familia de mi mamá, en especial mis dos primos, Julián y Daniela. Ellos son los que me aterrizan un poco en este mundo de protocolos, de agobios, de animadversiones y de personas beligerantes. Julián ama a los animales, y veterinario quiere ser; yo le he dicho que de regalo de cumpleaños me regalo, no sé, un gato o un perro que encuentre abandonado. Con Julián es con quien más tiempo paso, ya que Daniela es más pequeña y bueno, vive de un lado para otro, pero cuando para, me hace sentir como otro hermano. Vivo aún con mi papás y como con 11 peces bailarinas, la adoración de mi padre, en un apartamento al Norte de la ciudad, rodeados de edificios y de calles que parecen paredes para escalar, donde la vista del Nevado del Ruiz en horas del ocaso, se asemeja al monte Fujiyama y me lleva a imaginar que estoy en Japón, tirado en el piso de la sala, mientras siento el doki doki de mi corazón y alucino como las flores de sakuras caen en mi rostro, uh la la..

Y que les puedo contar de mí! Así.. pues estudio el hermoso arte de ser médico. No podía creer que hace 5 años un 5 de diciembre, fuera admitido para ser un futuro alumno que andaría con bata, recetando y diagnosticando en el "San Juan de Dios" y sonriendo como si tuviera tétanos en mis labios. Esto de ser médico solo se me vino a la mente cuando tenía 13 años y estaba en 8 grado, cuando vi embriología y jamás pude olvidar dos nombres que me marcarían: Síndrome de Turner y de Klinefelter. Y desde entonces ame más la ciencia, y deje de un lado lo que deseaba ser: Arquitecto. Nada menos que el humilde campo de diseñar edificaciones, pero en sí no estaba tan desorientado: ahora sería el arquitecto del cuerpo. Y empecé con algo revolucionario y sorprendente, ayudado por mamá, la neurolingüística. Así que mis papás me hicieron una placa: SEBASTIÁN ZULUAGA MEDICINA UNIVERSIDAD DE CALDAS. Años después se cumplía mi sueño, y ya falta poco para que pueda despegar esa placa de la puerta de mi cuarto y ponerla en la puerta de la casa, creo que sería algo muy gracioso. Soy bastante dedicado a mi estudio, pues mi carrera es muy estricta. Pero he tenido mis frutos. Asombrosamente a quien le ha impactado más es a mi papá, quien se alegra de ello, por lo menos su sonrisa no es falsa y puedo creer que esas son las veces que se siente orgulloso de que sea su hijo. Lo triste es mi madre, quien no comprende lo difícil que es ser uno de los 5 mejores de cerca de 80 personas, ella dice que es lo que debo hacer, que es mi deber. Tiene razón en algo de ello, pero debería felicitarme. Y aunque yo sea muy bueno y este estudiando como maniaco, no evita que sea otaku, es que no hay nada más desestresante que leer un manga; Lo hago mientras puedo o en los intervalos del tiempo. Y en dibujos metido estoy, mis cuadernos llenos de ellos están... Lo que pasa es que me interesa más el cerebro, sus conexiones, funcionamientos, como nos trae a la realidad y como nos hace sentir, imaginar, soñar y amar....

 Que difícil ese último aspecto. En si he tenido mis "canitas" pero no me he sentido gusto con ninguna de ellas. A veces imagino que no encontraré una chica especial con la quien ver cada uno de los atardeceres que nos de la vida, desde el momento en que pueda poner una argolla en su dedo. Creo que hay cierta conspiración del universo en contra de sentirme enamorado, pues me han engañado, me mienten, tratan de hacer que caiga en tentaciones  se arman unos "royos" en sus mentes que válgame Dios. Y es que saber que tu abuela es separada, que tu tía lo es, que tu madre debió esperar años antes de que en un día, en la Perla del Otún pudiera conocer a mi papá, cuando ambos trabajaban allí,  y que tus hermanos solo se tienen a ellos mismos. Y entre tantas lágrimas, odios y olvidos, creo que mi vida se me ira en un santiamén. Algo que si me trastorna la existencia y que fue muy duro de aceptar, pero que he podido perdonar en medida; el día de mi cumpleaños número 21, ese día no tuve clases, pensé que mi familia me tendría una sorpresa. No. No fue así. Pero si hubo una gran sorpresa, no como la que yo deseara. Pues me desperté con una sonrisa enorme, y vaya, que me pego la estrellada del siglo, estaba solo en casa. Ni una llamada, ni una felicitación. a las pocas horas llego mi mamá y no dijo nada. Ni hizo almuerzo. Entro por un documento y volvió a salir. Yo ya estaba algo fatigado y podía decirse,  deprimido, ahogando mis penas de amor y de la academia teniendo atracones y asemejan dome a un cerdito de esos que engordan para festejar Diciembre. Ya estaba algo tarde y nadie, absolutamente nadie recordó el día a que vine a este mundo. Creo que enloquecí de la rabia y tristeza que invadían mi ser y recorrían cada uno de mis capilares gritando MÁTATE!!!!... Así que tomé un cuchillo de la gaveta de la cocina, divise una línea imaginaria en mis muñecas, pero la amargura del llanto cegó mi propósito inicial y enterré el cuchillo en mi pie, con fuerza, cortándolo, desgarrando la piel, y sintiendo el dolor inclemente que llegaba a mi cerebro. Me estremecí al ver la sangre en el suelo blanco y yo tirado como un psicópata, envuelto en sangre y lágrimas, que alimentaban mi odio hacia la vida. Estuve aturdido por un momento y quise desahogarme, abrí la nevera y la atraque como si en la vida hubiera comido algo.... Me vende el pie y limpie todo mi dolor hecho  un echo. y me fui a mi cuarto. Mi madre llego en la noche y lo único que dijo: y la comida de la nevera - Me la comí - Sera comprar más.... Eso fue lo que dijo. Quería desaparecer. Algo lamentable, que espero jamás poder volver a pasar!  Y entre mi dolor y mi enojo por no decirme una pequeña felicitación, continué mi vida como un "dementor" buscando pequeños momentos de alegría y paz. Espero que el universo confabule conmigo, para bien... por favor para bien.

Yo no he tenido una vida feliz, pero sueño cada día con encontrar a alguien que (como diría Matilda) haga que todo lo malo que tuvo el pasado lo tenga de feliz el futuro.

Sebastian Zuluaga!

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