lunes, 19 de diciembre de 2011

Columna de Carolina Sanin

Ya muy pocas veces me detengo a leer el periódico, muchas de estas veces es por el tiempo. si no es que estoy en el hospital, estoy estudiando o durmiendo, pero siempre lo ojeo. De izquierda a Derecha. La costumbre zurda de leer el periódico de esta manera. claro que si es en forma física, por que muchas veces, o mejor dicho, siempre cuando estoy fuera de casa, lo leo en Internet. Solo hoy leí la columna de opinión del Espectador. No acostumbro a leer a los columnistas. Siempre me pareció un poco fuera de mi contexto, fuera de mi realidad, fuera de mi enfoque, no quería que me resumieran las cosas, que me dijeran que pensar o como actuar frente a un tema trascendental en el país. Pero esta vez pude acercarme a leer la ultima columna de Carolina Sanin, una mujer educada en letras. Pero que en el día 18 de diciembre se ha desquitado con la capital. Me causo impresión al leerlo. Pues yo no podría decir que rechace a la ciudad, ya que mi origen es provinciano y crecí con efluvios distintos a los de la ciudad, sabiendo pues que en mi comarca o provincia, pertenezco a la burguesía, más allá de eso, pertenezco a la familia más grande e importante que ocupo esos terrenos durante el siglo XIX y XX. Tal vez mi punto de vista sea alto alto, algo más de cuna de oro, con mayor privilegio que los demás; pero el hacer parte de esta burguesía de la cual estoy impregnado, me da conocimiento para poder atreverme a hablar sobre los odios y amores sobre la ciudad y el campo. De mi posición económica, social y política me ha permitido conocer muchos lugares, desde los más pobres y necesitados hasta los sitios de mayor alcurnia y poderío del país. No he salido de mi natal país. No he cruzado sus fronteras, no he mostrado mi pasaporte, aunque ya se vencerá. Pero si he podido conocer otros lugares maravillosos, que no ocuparían ni el tamaño de un barrio de la Capital. Criticar el país, un país tercermundista, donde no podemos vivir sin un Gaitan, un Santander, un silva, una Policarpa, un Garavito o un Isaac, donde abordamos buses, metros y articulados. Por eso hoy quiero hablar sobre la ciudad donde vivo, quiero resaltar las cosas buenas y malas, y que tal vez no desearía vivir aquí. Pero es donde vivo, pero por lo tanto, creo que no debo de odiarla. Hace 5 años salí de mi comarca, de mi pueblo (al cual le he hecho ya un escrito en este Blog) y vine a vivir a esta Ciudad. No siento mucha nostalgia al dejarla cada vez que cruzo el Río que me separa de mi departamento natal, pero por lo tanto conozco su historia, su cultura, sus sitios de mayor y menos importancia. Como no podría vivir en esta ciudad sin admirar los atardeceres naranjas, rojos y amarillos que adornan el Oeste. Una ciudad donde sus calles esta horadadas y remendadas una tras otra, donde se acumula el agua pútrida que lava estas calles sofocadas de polución de esos buses naranjas que recorren las calles desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche. Recorrer sus aceras llenas de propagandas de gafas, de niños corriendo, de cochecitos de bebe cargados con dulces, de indigentes que hacen que nos tapemos las narices al cruzarles, ver esas sonrisas desgarbadas y amarillentas, que nos estimulan el vago para que aparezca la emesis. Esta ciudad, pequeña y congestionada, crece cada día. Hay algo que me llama mucho la atención, es que al lado del mejor barrio, esta uno de los peores y algunos nos reímos poniéndole el apellido de "bajo". Las miradas se desvían entre las casas lujosas y las señoras educadas, mis vecinas como les digo yo, que en la iglesia solo dan un trozo de su pano para dar el saludo de la paz, y de repente vez a una mujer entrada en años, maquillada de manera orca y con ropa que no le queda a su grupo etario. Hombres sudorosos que pasan monedas al busetero, que va "arriado" y que muchas veces ni te saluda. Pero que vez como un salvador en los momentos en que tu vejiga amenaza con explotar, cuando la lluvia te ha mojado hasta el pensamiento más macabro y sale ese vocabulario feroz que las madres esperan que nunca aprendamos o cuando la oscuridad y los monstruos de la calle te desean devorar. Por esta ciudad pasan pocos ríos.. pero si uno muy grande del cual bebemos su agua, un agua que por años fue cruelmente mancillada, se decía que no se debía beber, que era impura y el acueducto trato de desmentirlo por todos los medios, hasta que ese rumor solo queda en los nuevos habitantes de esta ciudad, que llegan por montones con el inicio de los semestres universitarios. El llamado rebusque hace parte del trabajo de la ciudad, no todos son empresarios, no todos son industriales o petroleros que viajan en sus autos al lugar de trabajo. A diario se suben a ese bus que recorre media ciudad, mujeres que cosen, que limpian casas, obreros, ancianos que van a pagar los recibos de los servicios, estudiantes universitarios y niños de colegios que parecieran que no desearan nada en la vida. Podre decir que hay una fuente de agua en un parque publico. Los parques, son sitios muy peculiares en esta ciudad. Uno de ellos dejo de existir para trasformarse en terminal de articulados, en uno dicen que es para la gente de la comunidad LGTB, para viejos que desean un juego de domino, parques o de bingo, el más grande, donde esta Bolivar, es el sitio de encuentro de los músicos con amplificadores, de jugadores de Ajedrez, de emboladores, de "viejitos de parque" y uno que otro jovencito que desea vender su cuerpo por algo más que amor y placer y otro por el que muchos no nos atreveríamos a andar ni muertos, donde están los indigentes, recicladores, vagabundos, prostitutas y travestis... en ese parque que huele a pollo asado, a tabaco, a orina y excremento fresco. Tal vez sea el sitio que detesto de la ciudad, el sitio no es de mi agrado, pero existe y es más viejo que yo, y en sí ya estamos acostumbrados a ver la misma situación tan inclemente de sus habitantes. Tal vez cuando sea más adulto, pueda vivir en otra parte, en otra ciudad, en otro país y en otro continente. Aprenderé a amar y a odiar sus lugares, pero no por ellos denigraré estos! Existen.. funcionan.. y yo solo soy un pequeño sujeto que interactua por sus calles, pero que en sí solo permanezco en dos sitios definitivos, la universidad y el hospital... Conozco esta ciudad, la he caminado y he aprendido de ella... pero no seria tan malo para odiarla!

No hay comentarios: