lunes, 9 de enero de 2012

Minuto de silencio.

Tal vez yo haya sido la ultima persona que hablo a distancia con él.   Fue algo increíble darme cuenta que estaba en aquella situación. En Diciembre cuando yo regresaba de mis estudios, me senté cerca a él. Casi nunca había hablado, pero el hecho de vivir en el mismo sitio, haber estudiado en el mismo colegio, que resida en la misma ciudad hacen que uno salude y pueda contar cosas. Ese día me contó que estaba en la Cámara de Comercio, que odiaba ponerse corbata, que le daba mucho calor, pero que gracias a Dios ya estaba trabajando, pero que era muy agotador. La típica pregunta de jóvenes resulto: "Y vos salís mucho?" La verdad la respuesta es obvia de conocer y por lo tanto me dijo que cuando estuviéramos de nuevo en la ciudad saldríamos a algún sitio cerca a la Avenida Circunvalar. Recuerdo que lo ultimo que me dijo: "Vos a diferencia de tus primos, si es difícil que se le vea en la calle". Nos bajamos en el semáforo y caminamos. Yo hacia donde mi abuela, él a su casa. Y me dijo: "Estamos hablando". Pues fue así que me siguió invitando a salir en el pueblo, pero yo no estaba. La ultima vez que me invito, había llegado muy cansado de la capital y no quise salir. A veces cuando iba donde mi abuela, me lo encontraba y lo saludaba con el típico saludo de mi familia, levantar la cabeza y cerrar los ojos. Ayer cuando iba a mi casa, me lo encontré, pero yo iba elevado como siempre y seguí caminando. Llegó la noche y le mostraba a mi papá las fotos de la familia, para que me dijera quien era quien, y así se me fue la noche, editando, cortando y etiquetando. Me llegaban mensajes, de hecho algunos no los he contestado y bueno, en twitter lo deje un segundo por comentar cada una de las fotos. Él me saludo y me pregunto que hacia- subir fotos- de la familia- y me pidió el MSN... sin duda me dije, vaya yo no he aceptado nada de las invitaciones, debería aunque sea mientras este en vacaciones. Se lo mandé... Recuerdo que habían pasado 16 minutos desde que se lo envié, cuando afuera de la casa, ya las lagrimas nos decían lo que ocurría. Esta vez fui yo quien advirtió a mí tía, hay que decirle a la familia, nadie debe de saberlo. Dios lo tenga en su Santa Gloria.



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