sábado, 1 de octubre de 2011

De mis Historias de Amor y Otros Demonios: Alejandra Holguin

Bueno es importante que me presente, sino como van saber quien soy y que me ocurrió. Mi nombre es Alejandra Holguín, tengo 19 años de edad, soy una chica delgada, de cabello oscuro y algo crespo al final, como él de mi mamá. Tengo ojos oscuros y con una linda sonrisa, o bueno es lo que la gente me dice, una digna herencia de mi papá, quien cierra los ojos al reírse y de él aprendí un gran sentido de la humildad, responsabilidad y el respeto. Aunque mi papá es algo frió, siempre se logra sacarle una sonrisa y bueno que pueda cumplir los caprichos de sus hijas. De mi madre, que puedo decir, maravillas... aunque no vivió por mucho tiempo con nosotros, mi padre, mi hermana menor y yo. Mamá siempre fue dada a la aventura y siempre chocó con mi padre por ello, quien era más conservador y sugería que sus aventuras fueran explorar los periódicos, las estadísticas y las acciones de las bolsas, algo difícil de canalizar con la intensa vena artística de ella, quien nunca abandono el movimiento Hippie y baso su vida en éste. Así que como un alma libre, mi mamá salio de casa, cuando yo tenia escasos 8 años y mi hermana unos 5, los suficientes para llamarla señora y ser poco confidente con ella. Mi hermana se llama Fernanda, aún esta en el colegio, pero ansia salir lo más antes posible, quiere dejar de usar uniforme y poder ser libre. Creo que mi hermana, aunque no confié mucho en mi mamá, es idéntica a ella. Así es mi familia. Vivimos en una casa al Oeste de la ciudad entre arboles y montañas, alejados del mundo real por muros de piedras y pernotando sobre las dolorosas muertes de los aborígenes a manos de Sebastián de Belalcazar en tiempos de la conquista. Cristales, se llama el barrio donde vivimos los tres y mi gato, un angora negro de ojos amarillos y grandes bigotes que encontré paradógicamente en el parque del Perro hace menos de un año, un día que salia de la universidad y decidí caminar para distraerme. 


Siempre me ha gustado salir a caminar y estar rodeada de la paz de los bosques, me encanta. Tengo un gran sentido ecológico y pues bueno, no negaré que la influencia de mi mamá alcanzo a marcarme y de por vida. Y bueno desde que estaba en el colegio fui así, el San Juan Berchmans, un colegio jesuita belga, en el que también estudio el escritor Andrés Caicedo; creo que ha sido uno de los alumnos más controvertidos y el suicida más famoso del colegio. Además crecí rodeada de muchos hombres y bueno sus bromas no eran lo más amable del mundo, además que te levantan la falda o las insinuaciones que hacían subir los colores al rostro. Alguna vez creí odiar a los hombres porque mis compañeros eran totalmente despreciables y con poco respeto, sin decir que eran perteneciente a las mejores familias.


Yo estudio nada más ni menos que el hermoso arte de ser medico. Si, estudio medicina y en Univalle, un sueño hecho realidad. Desde muy niña cuando veía cortar el pollo o la carne me atrajo ese mundo maravilloso de la anatomía, y bueno aunque aún no haya visto anatomía en mi formación, creo que estoy muy preparada para la morfología. Soy algo nerdita debo confesar, pues después de estar en esta universidad, debo mantener mi puesto y claro ser muy dedicada. Y bueno aunque ninguno de mis padres es medico, algunos primos lo son y pues sus libros pude heredar, aunque mi papá ni corto ni perezoso me ha abastecido de tanto árbol procesado que podría competir con la biblioteca de la facultad. 


A veces pienso que la gente tiende a tildarme de burguesita. Bueno debo admitir que con el trabajo de mí papá y por el barrio y la casa donde vivo, pueden hacerlo, pero no soy como ellos creen. A mi no me interesa el dinero y nunca ha sido una obsesión; y no estudio medicina por el dinero. No. Simplemente lo hago por el hecho de ayudar, de investigar y seguir amando a esa hermosa estructura que conocemos como cuerpo. Pero dentro de mi cuerpo, hay un órgano que me interesa más que otros. No es el Cerebro, a quien amo y estudio con fervor. Es otro órgano, que quiero explorar, no para estudiar, sólo para sentirlo, para enamorarme de verdad y entregarlo hasta el dolor intangible. Algún día podría llegar un ángel a rescatarme de un poco de la monotonía de mis días. Puedo afirmar, y lo pueden preguntar a mis amigas, que yo no soy sólo una ñoña, una come libros... soy divertida, es enserio. No es que me haga propaganda para conseguir algo, pero pues siempre he vivido de las apariencias y eso es molesto la verdad. Cansada me siento de tener las tías ricas que no pueden ser miradas a los ojos por la servidumbre, o que me rindan pleitesía. Muchas veces siento esa necesidad de ser como la princesa Jazmín y mezclarme con el pueblo de Bagdad... o lo que queda de este.


Un poco de amor, un poco de aventura, un poco de riesgo... me haría muy bien. Tengo 19 años y he vivido en mi burbuja, que esta bien, pero algo de riesgo y adrenalina, haría que mi equivoco corazón latiera de nuevo. Pues no es nada malo decir, pero es que ya he sufrido por amor. Lo normal. Lo normal de la adolescencia, que aún disfruto. Pero saben? Temo que me llegue a pasar lo de mis padres... pero pienso que puede pasarme lo de mis abuelos. Fueron tan románticas sus historias. El papá de mi papá , osea mi abuelo paterno, conoció a mi abuela cuando montaba a caballo, y la vio sentada en el pórtico de la casa y desde entonces jamas se separo de ella... y ella lo acompaño hasta que el cáncer de hígado se lo llevo en la clínica Shaio de Bogota. El papá de mi mamá, quien era conservador, conoció a mi abuela en un pueblo de Antioquia, e iba a visitarla, pero antes debía hacerle visita al papá de mi abuela y cuando se casaron, se la trajo para el Valle como buenos conquistadores, y mi abuela le fue fiel y lo amo, hasta que el terrorismo bélico de este país le cegó y en un rió de Córdoba sus últimos suspiros y recuerdos quedaron.


Cada día de mi vida, esta lleno de magia. Es lo que creo. Me encanta salir de casa con el sol de la mañana y esa brisa fría que te recuerda que estas vivo y llegar ya sea con el sol de las 5, que ilumina como si fuera un tesoro con esos arreboles rojos y naranjas... O las noches cuando la Luna es una amiga que te sigue por las calles solitarias, donde en las esquinas los chicos se besan, donde los ancianos pasean a sus perros o donde el son de la salsa y unas copas se mezclan con la desesperación de los conductores de la Avenida Circunvalación. Al pasar por las calles rumbo a casa, el aire juega con mi cabello y yo lo dejo. El sol me lastima la cornea, y lo único que hago es llorar. Me pisan en el Mio y yo solo les sonrió. Al llegar a mi casa, mi gato me pide de comer. Mi papá aún no llega y mi hermana en Internet. Otra noche a cenar sola, mientras me alisto para estudiar: "entra potasio sale sodio, entra sodio, sale calcio".... todos salen y entran! alguno se quedara en su maldita célula, alguna vez! Y esa dragona de embriología que pretende que me sepa el desarrollo del feto, cuando jamas he estado embarazada, pero igual soy una experta! Es raro. Por lo menos para mí lo es. Y bueno ... Así es mi vida, un poquito de ella. Así podrán decir que me conocen, o tratan de conocerme. Igual no entraré en el discurso filosófico de conocer o no conocer! 


Alejandra Holguín!



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